Cinexcusas - Reseñas, premieres y lo que se acumule!

lunes, noviembre 29, 2004

Cuadrilátero contra la violencia

El día que nuestro cine deje de producir historias sobre secuestros exprés, haga a un lado burlas de la corrupción que plaga a los cuerpos judiciales estatales y federales, o que los asaltos y tiroteos hayan pasado de moda, seguramente será porque nuestra realidad cambió. Y, desgraciadamente, resultaría más fácil huir de este país antes que vivir en un estado de derecho. Esa es la lectura que concluyo después de haber visto la siguiente producción.

Cero y van cuatro es un interesante experimento de cuatro historias urbanas que se entrelazan, bajo la mirada de cuatro directores mexicanos, (probablemente, de los más prolíficos en los últimos años): Alejandro Gamboa (La primera y segunda noche, El tigre de Santa Julia), Antonio Serrano (Sexo, pudor y lágrimas, La hija del caníbal), Carlos Carrera (Un embrujo, El crimen del Padre Amaro) y Fernando Sariñana (Amar te duele, Ciudades oscuras).
No se trata de un ejercicio de aquellos cortometrajes contra la corrupción, que de pronto se dejaron ver en los comerciales previos a la proyección de una cinta. Es, en realidad, una mezcla de cuatro mediometrajes cuyo común denominador aparte de los personajes, es la delincuencia organizada, la infidelidad, la crisis de las parejas, el sexo, la desilusión o la perdida de fe, entre otros, todos ellos, muy lejanos a lo que cualquiera de nosotros ha vivido.

En “El torzón”, una pareja de cuates es sorprendida fumando marihuana por un judicial extorsionador (¡sorpresa! esta vez no lo interpreta Jesús Ochoa), el mismo que en “Vida express”, orquesta un secuestro contra una regordeta ejecutiva, cuyo esposo deberá rescatar mientras su hija da cuenta de la torcida vida que lleva. La total pérdida de fe en la religión católica, con todo y blasfemias, tienen cabida en “Carne de chivo”, donde los pobladores de una localidad linchan al supuesto ladrón de la virgen de la iglesia (un ejemplo de cómo la “ficción” rebasa a la realidad, tras los lamentables acontecimientos violentos ocurridos en Tláhuac, a finales de noviembre). Y finalmente, el divertido encuentro de todos los personajes y sus anécdotas en “Comida para perros”, teniendo como punto de reunión el asalto a un restaurante donde todos ellos convergen.
En Cero y van cuatro no resulta tan divertido reír al atestiguar los problemas del otro en pantalla. Ya no lo es en tanto se vuelve cada vez más común conocer a alguien que haya sido víctima de un secuestro o extorsionado por un tercero. Sin embargo, lo que sí resulta entretenido, es descubrir qué director se encuentra detrás de cámara dirigiendo la historia en turno.

Por último, da gusto reconocer en los créditos de producción a Cinemas de la República, S.A., quienes en realidad son Cinépolis y la cadena de salas más grandes del país. Si bien como exhibidores resultan los más ganones en taquilla (más de la mitad del importe de cada boleto se lo quedan ellos), es justo retribuir un poco a los espectadores que buscamos este tipo de espacios, ofreciendo posibilidades a directores mexicanos de realizar proyectos en conjunto. Ojalá continúen con cada vez más creadores para quitar el estigma de vivir en un país donde solamente se producen óperas primas. De estreno el 10 de diciembre, o quién sabe cuándo, de continuar los linchamientos en la ciudad de México.

sábado, noviembre 27, 2004

Más regordeta y llena de inseguridades


Oh Bridget, aún con tus calzones de abuelita no pierdes esos grandes encantos naturales...

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Bridget Jones inicia un nuevo diario. Luego de haber encontrado el amor en Mark (que es donde nos quedamos en la primera parte), su vida ya es otra y encuentra nuevos bríos. Ahhh el amor, esa cosa que te hace maximizar lo mejor del otro y minimizar todo aquello que se interpone en la felicidad, incluyendo los defectos del ser amado. Incluyendo la cursilería, el sobrepeso y avergonzar a la pareja frente a los demás...


Con Bridget Jones 2: The edge of reason (Kidron, 04) se refuerza el papel de heroína moderna que hace tres años la directora debutante Sharon Maguire reveló al mundo, en una adaptación de la novela de Helen Fielding (Bridget Jones´s diary) sobre una treintañera regordeta que sólo servía como hazmerreir en su trabajo, en su familia, en el amor.
Renée Zellweger sacrificó nuevamente no sólo la esbelta figura que le conocemos, sino también su acento texano, para encarnar a la chica de 33 "con el trasero de bolas de boliche", en una secuela que apunta más a las indecisiones del personaje (¿acaso por sus dimensiones?), una vez que en apariencia, el asunto del amor ya está resuelto.



En esta segunda parte, dirigida por el británico Beeban Kidron, la chispa que Bridget ofreció en su debut parece haberse perdido. Ya no causan tanta gracia las ridiculeces de las que se vuelve objeto (recordar que se trata de una reportera especie de lo insólito, obligada a hacer cosas de las que teme, como aventarse de un paracaidas) ni mucho menos las "casualidades" por las que la lleva la vida (como caer presa en Tailandia durante un viaje de producción o un inesperado "amor" del mismo sexo).
¿Una pérdida del ángulo femenino que comandó la primera parte de esta historia? Quizá. Sin embargo, algunas secuencias y chistes son efectivas en tanto causan gracia sobre la desgracia de esta mujer (como la pieza musical "Like a Virgin" dentro de la cárcel, el platillo de hongos alucinógenos en la playa o Bridget ocultando sus "cuatro mil libras" frente al novio al salir de la cama). Y aunque aquí ya no canta (más bien, berrea) "All by myself", las escenas de vergüenza en público están en aumento, con vestido y maquillaje de fichera incluidas...



Entre que los productores se animan o no por armar una trilogía, la lección que sobre el amor verdadero dejan es clara, más algunos diálogos valientes ("¿Cuándo tendrás el valor necesario para luchar por mi?", inquiere Bridget en un arrebato al galán) y con el refrendo de que, aún cuando la carne es tentadora para los hombres, nada cambia a la fidelidad y el sentimiento de estar bien con el ser amado (aún cuando en este caso la tentación sea el mismísimo Hugh Grant).
Dedicada a mujeres inseguras que siguen empleando a Bridget como bandera de autosuperación, o para el resto que deseen entretenerse con un par de aventuras del personaje sin mayor recato que la humillación. Hombres, lo continuaremos disfrutando muchísimo.

miércoles, noviembre 17, 2004

Vodka con sabor a almendra


Atado a una camioneta, este viejo se dirige a un sepelio, para iniciar
un réquiem, en el desierto blanco armenio

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Un viejo acude a la tumba de su mujer para contarle cómo se encuentran los hijos que aún le sobreviven. Uno de ellos parece ser la esperanza, tras haber emigrado a París y estar enamorado de una francesa. La tumba, el cementerio y toda Armenia se encuentran pobres, silentes, cubiertos de nieve. Para los viejos y los chicos la vida parece transcurrir despacio, con la esperanza de una llamada telefónica o la llegada de una carta por correo.
Hasta el Vodka Lemon sabe a almendra. "Es Armenia", la mejor justificación.

De las filmografías más recónditas, Vodka Limón (Saleem, 03) forma parte de la XLIV Muestra Internacional de la Cineteca. Se trata de una cinta para explorar, desmembrar y azorarse, pues pocas oportunidades hay para conocer cine de esta latitud.
Viejos que aún lamentan la desaparición de la URSS. Los jóvenes que no parecen progresar (el haragán pidiendo dinero a su deshilachado padre) y la esperanza de quienes emigran, debilitada. La televisión, el armario y hasta el viejo de militar, son verdaderas reliquias para venderse a cambio de unos cuantos dólares. De algo hay que vivir. Tumbas con los rostros de los caidos (¿dónde se había visto semejante?), que en los mejores momentos de humor, hasta fruncen el seño en desacuerdo a las acciones de los vivos. Nostalgia, soledad y esperanza, el motor del día a día. Y ante la pesadumbre, unos pocos guiños de amor senil entre viejos y cansados viudos.
Todo este platillo conforma Vodka Limón, espléndida narración, desamparada locación. Esperanza ha de mover a este mundo en sus más inhóspitos lugares.

martes, noviembre 16, 2004

Más drama que en las novelas mexicanas


De lo que son capaces las mujeres por una calentura...
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P´a variar, me quedé jetón en ratos en el cine. Y esta vez, aclaro, tanto fue culpa mía, como de la película. Ayer me metí a ver El apartamento (Wicker Park. McGuigan, 04), una cinta de la cual se me fue viva una premiere, gracias a que alguien no me quiso conseguir boletos para la misma. En fin, pagué boleto y bostezo.

En realidad, la premisa no es tan mala, considerando que, efectivamente, hay mujeres demasiado obsesionadas con los hombres, o al menos cierto tipo de ellos. El asunto es que un día, Matt (Josh Hartnett) se enamora a primera vista de Lisa (Diane Kruger). Cuando todo parece indicar que el amor es correspondido y se consuma, ¡tenga! aparece Alex (Rose Byrne, detestable en su papel de víctima), supuesta "amiga" de la primera, quien se encargará de manipular la realidad a su antojo para hacer caer al galán en sus redes.

Si bien la primera parte de la cinta, cuando empezamos a conocer a los personajes la cosa resulta de bostezo, hacia la mitad y su resolución, los cabos se atan y la historia circular termina atrapando: las secuencias machan entre sí, las anécdotas y los lugares se entrelazan y el boleto pagado cumple la función de entretener. Nada más que esto llega tarde y sólo por escuchar The Scientist en el final feliz, vale más la pena la sentada de dos horas.

De lo más valioso en la cinta, aparte de la edición (a la que ya me referí con el tipo de historias cíclicas donde tarde que temprano los personajes y los escenarios se cruzan) es la actuación de la pérfida Alex. ¡Ah cómo la odié! De esas viejas que dan ganas de zapear o estrangular... Y lo peor del caso es que, tratándose de cine, donde uno acude a ver historias que les pasan a otros, hay veces que caen veintes en la propia realidad. ¡Detestable mujer! ¡Fregada mosca muerta! Y todo, toooodo, se resume a la calentura por un uei. Nada más por eso vale la pena.
Por lo demás, Hartnett mejor que se regrese a pilotear aviones y a Matthew Lillard (quien interpreta a su cuate en la cinta), tampoco le creo mucho, después de verlo como asesino loco en Scream (Craven, 96) y de piocha en el Scooby Doo (Gosnell, 02) virtual. Es más, fue el quien asegura que en la historia, había "más drama que en cualquier telenovela mexicana".

Créanme que las mujeres obsesionadas mexicanas, son verdaderamente pancheras y en extremo, dramáticas. Peor aún: se contagian entre sí. Me consta.

domingo, noviembre 14, 2004

Retro madruguete a NY


Godzilla y la madre naturaleza se quedaron cortos cuando de destruir NY en sus mocedades se trata

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Hace un par de meses cayó en mis manos un cd promocional de la película Sky Captain and the World of Tomorrow. No le presté atención por dos razones: 1. Mi computadora de la oficina tiene desconectada su mini bocina. 2. Me lo prestó un compañero -también de oficina- durante un periodo en el que los dos estábamos de jeta y el mentado disco ni al caso venía. De hecho sigue guardando polvo. Pero cuando vi el trailer en alguna función, se me cayó la baba y morí de ganas por ver la cinta.

Apabullante, es lo mejor que puedo decir de la película estrenada en México el pasado fin de semana, del director debutante Kerry Conran. Y no sólo por el hecho de haberse realizado enteramente con una galería de efectos especiales (reuniendo para ello a grandes compañías como Industrial Light & Magic y Pixar Studios, a través de su software Renderman). La fotografía, predominantemente oscura, lúgubre, atrapa, embelesa, cautiva. Y a pesar de ello, los personajes parecen emitir constantemente un aura.
Nueva York en sus mocedades, en los años treinta. Un dirigible con pasajeros anclado al Empire State, gigantescos robots (especie de Centinelas, de esos que eventualmente aparecen en historietas de la Marvel Comics) destruyendo la ciudad adelantándose a Godzilla y a las fuerzas de la naturaleza. Historia de misterio sobre científicos desaparecidos que la guapa reportera a-pesar-de-su-faldota Polly Perkins (Gwyneth Paltrow) intenta publicar, valiéndose de su amor-no-cuajado, Joe "Sky Captain" Sullivan (Jude Law).


Oh captain my Joe "Sky Captain" Sullivan!
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Acción en la tierra y en el cielo (en las nubes, una sexy generala-de-ojo-parchado interpretada por Angelina Jolie); gadgets muy adelantados a su época, el Radio City atestigua la revelación del caos por venir (a la vez que una confundida Dorothy da cuenta que no está en Kansas -The Wizard of Oz. Fleming, 39). De América a Asia para vencer a las vanguardistas máquinas de destrucción, teniendo a británicos como los aliados en la exterminación del azote mundial. ¿Adelantada también a la realidad de los salvaguardores globales?
Sky Captain es una cinta para llegar relajado al cine, divertirse y dejarse cautivar tanto por los efectos como por las secuencias de acción. No cabe más exigencia en ella que el mero placer de darle un goce a los sentidos.

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Para quienes me reclaman que siempre se dicta mi voluntad a la hora de escoger una película, he aquí un ejemplo de lo contrario. Al salir de la proyección, volví a ver Temporada de Patos, cinta para la cual, originalmente, me había citado con mi acompañante.
De la oscuridad neoyorkina al blanco y negro de Eimbcke. Descubrí que a este otro nóvel director le gustan los encuadres donde "vuela" cabezas. Encontré un error de continuidad (las cocas, cuando las sirven, no tienen hielos). Pedí a mi date que no aguara la proyección con tanto quejido sobre lo predecible de la trama. Ya era viernes por la noche y todo me valía pito. Pero aún así disfruté el agua de horchata de Cinemark y la discusión al témino de ambas funciones.
Ojalá llegue Rita por mi y me encierre con ella en una cocina ajena. Ese ha sido mi pensamiento persistente.

jueves, noviembre 11, 2004

¿Destino?


Antes que nadie, yo ya estoy listo para la navidad. Desde mi oficina.
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Destino. Salí con esa palabra después de haber visto, por fin, The Terminal (Spielberg, 04). No fue destino que ayer instalara el mini árbol navideño en mi oficina -en la foto de arriba les comparto cómo quedó-, así lo dispuse, en vista de que todos los centros comerciales habidos y por haber ya pusieron el suyo.

Destino fue el de
Viktor Navorski (Tom Hanks, espléndido), quien tras un golpe de estado en su país natal -Krakhozia- se quedó a vivir en el aeropuerto JFK de Nueva York, topándose eventialmente con la no-mala-azafata Amelia Warren (Catherine Zeta-Jones). Destino y no, pues su viaje a la gran manzana ya estaba predeterminado, para cumplir parte del más grande deseo de su fallecido padre.


Ojalá alguien me hubiera tomado a mi una foto así cuando arribé a NY
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Destino el mio, que luego de dos años de los atentados terroristas al WTC pude viajar a NY e intentar buscar la silueta de las torres gemelas en el impresionante skyline de Manhattan.
Destino, el regalo de bodas de Napoleón a su Josefina, y que detona el hilo conductor de la eventual relación sentimental entre la pareja de la cinta. Destino el mio, que me metí al cine solo, en miércoles de 2x1. Destino no haber visto The Terminal mientras estaba en Kitchener, Canadá, durante el verano pasado. Y mejor así, se trata de la mejor cinta pre-navideña que haya visto. Mejor aún por retratar -en partes- a la ciudad donde voltear al cielo es el mayor encanto.
¿Destino? El que en dos años consecutivos, una fémina me haya ayudado a decorar mi pedazo de oficina con motivos navideños -de ahora en adelante suprimiré el término "jotería"-. Y no fue la misma. Gracias por la paciencia, Jazmina. ¿Destino? tratar de cambiar los ánimos y las caras largas en esta temporada, enfrentar pesadumbre y alegría junta, reflexión y desolación.

10 de noviembre y mi camioneta llegó a los 8 mil kilómetros. No fue destino, pues me he encargado de contar mi vida en kilómetros y que muchas cosas más ocurran, para bien y para mal. ¿Qué sería la vida sin momentos así?
Feliz Navidad adelantada a las mujeres y hombres de este planeta.

martes, noviembre 09, 2004

Voces inocentes -Premiere


Y ya que andamos de plácemes y de exclusivas, como muchos de ustedes bloggeros y colegas ya saben, tendremos una premiere organizada por Jaque y 20th Century Fox Film de México.
Se trata de Voces inocentes, que marca el regreso de Luis Mandoki a tierras mexicanas, luego de haber realizado un par de cintas en la meca del cine (como aquel fallido secuestro en Trapped o más atrás Angel Eyes, con J. Lo en el estelar), y que en esta ocasión se basa en un suceso histórico ocurrido en la década de los ochenta, entre el ejército de El Salvador y los campesinos que disputaban su derecho a la tierra.
Quien quiera -y pueda- ir, por favor mandeme un correo, tengo invitaciones dobles. Y no hace falta que lo recuerde, ¡apoyen al cine mexicano! Ahi nos vemos...

Lugar: Cinépolis Miramontes
Fecha: jueves 18 de noviembre
Hora: 20:00

Episodio III -poster teaser

Para los fans de la imaginería de George Lucas, la distribuidora 20th Century Fox Film de México liberó el primer poster del Episodio III, Revenge of the Sith a estrenarse en mayo próximo.
Como una primera gran exclusiva en Cinexcusas, aquí lo publico a continuación.

Cortesía 20th Century Fox Film de México. Gracias!

lunes, noviembre 08, 2004

Miradas y voces de protesta social


A partir del 11 de noviembre, todos a la Cineteca
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Como ya es costumbre dos veces al año, en primavera y otoño, los cinéfilos esperamos el turno de la Cineteca Nacional para volverse el centro de atención donde a lo largo de tres décadas, han convergido las miradas internacionales de la cinematografía global.
En su XLIV edición, la Muestra Internacional de la Cineteca ofrecerá, a partir del 11 de noviembre, una selección de 16 largometrajes: Asia, África del norte, medio oriente, Europa y por supuesto México, conforman las naciones cuyos directores, lo mismo consagrados que debutantes ópera prima bajo el brazo, hacen ver un contexto político-social de lo que ocurre actualmente en el mundo.

El humor del espiritifláutico paliducho Buster Keaton sigue vigente
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Como se ha vuelto tradición, desde hace dos ediciones, la Muestra abrirá con un director consagrado. Si el humor estuvo presente en la primavera con los Tiempos Modernos de Charles Chaplin, toca el turno a la comedia de Buster Keaton, con una edición remasterizada de The General (Keaton y Bruckman, 1926), cuyo telón de fondo histórico –la guerra civil norteamericana- es el pretexto para contar una historia de valentía y amor, que hoy en día sigue vigente, a través de los gags del pálido espiritifláutico Johnny Gray, cómico –por naturaleza- operador de locomotora-rezagado del ejército, en el rescate de su amada Anabelle.

Hero, la "gran" producción china, adelantará su estreno comercial en esta Muestra
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Para abrir boca, se encuentra además el estreno adelantado de Hero (Yimou, 02), basado en las novelas del tipo Wu Xia, donde los mundos fantásticos y los efímeros momentos (como el desenvaine de una espada) sirven para contar la historia de un guerrero sin nombre, que llegó para desafiar a un rey. Con Jet Li en el estelar y poniendo a las artes marciales, los efectos especiales y el coraje por delante, Hero ha sido definida como la “gran” producción china de los últimos tiempos, con nominaciones al Oscar y Globos de Oro (en 2003) como mejor película extranjera y reconocida por sus efectos especiales y secuencias de acción. Sobre su parecido con Hidden dragon, Crounching tiger (Lee, 01) y las comparaciones que con ésta se han hecho, Zhang Yimou es claro al definirla como “un cuento de hadas en la China antigua”.

Para interpretar a Digna Ochoa, la actriz Vanessa Bauche subió 10 kilos de peso
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Por México harán acto de presencia Digna, hasta el último aliento, de Felipe Cazals, quien dirigió a la actriz Vanesa Bauche para interpretar a la abogada Digna Ochoa y Plácido. El documental grabado en Betacam digital y algunas inserciones en 35mm, abarca una línea histórica que inicia en 1998, cuando ocurre el primer secuestro de Ochoa a manos de la policía judicial de Veracruz hasta su “suicidio simulado” en el Distrito Federal, en 2001.
Empleando más de 180 entrevistas periodísticas, un clipping en medios de comunicación –periódicos, revistas y canales de televisión, con notas sobre la muerte de Digna- por casi tres años, así como la elaboración de todo un perfil de la abogada, recurriendo para ella a ONGs, familiares y amigos. Como realizador, Cazals aporta su punto de vista, buscando no reabrir el caso, pero sí que el espectador forme un juicio y se cuestione como los hechos. Premiada con el carácter de “superlativa” en la pasada Berlinale, con corridas en el Festival de Málaga y la pasada Muestra de Cine Mexicano de Guadalajara, Digna… tendrá por fin, una ídem corrida comercial.

Actualmente José Buil produce la última cinta de la trilogía iniciada con Perfume de Violetas
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A la selección mexicana de esta Muestra se suma la segunda obra de José Buil que aspira a una trilogía sobre la violencia en nuestro país, iniciada con Perfume de Violetas (Buil y Sistach, 01): Manos libres (nadie te habla). Esta vez, el secuestro virtual es el pretexto: un par de delincuentes yuppies, estudiantes de leyes en una universidad privada, planean obtener de sus plagiadas el dinero para irse de rave en Acapulco. Rostros de adolescentes, los mismos que ahora llenan las salas de cine, sin prejuicios sobre el cine nacional, será nuevamente el público al que se dirige esta segunda entrega.

Con 30 salas en su red nacional, 21 en la red de exhibición metropolitana y un calculado de 80 mil espectadores sólo en el Distrito Federal (30 mil de ellos en la Cineteca), la XLIV Muestra ya se encuentra lista, para bien contar historias, anécdotas y problemáticas de todas latitudes, sí, pero también para anteponer el alma de sus directores. Esa es la magia del cine.

sábado, noviembre 06, 2004

En Noviembre, las voces de protesta


El arte es un arma cargada de futuro
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Madrid, 2001. En su primera aparición "no programada" en un espacio cerrado, el grupo alternativo de teatro callejero "Noviembre" termina por desmoronarse tras el acribillamiento de Alfredo, su líder, un joven idealista que llegó a dicha ciudad para romper con los cánones de la dramaturgia, acercando el teatro a las calles, a su gente, para golpearlas, escupirles de frente con la realidad que les preocupa, les aqueja.

Por ahí ronda en las salas la cinta homónima al grupo,
Noviembre, dirigida por un tal Achero Mañas. Ojo, quienes vayan al cine del centro comercial Cultisur -como le llama el maestro Ayala Blanco- y hayan leido la sinopsis que se encuentra al público, nada que ver, está totalmente equivocada. Noviembre empieza documentalesca, con testimonios de sus "integrantes", algunos años y kilos después -no muchos, pues la agrupación termina por desintegrarse tras la muerte de su líder-.

Así, el director nos lleva atrás, cuando Alfredo llega a Madrid para enrolar a su séquito y luego volcarse a las calles, con interpretaciones memorables como la de los diablos en pañales (y sus madres en zancos), denuncias sociales sobre realidades inevitables (como "el atentado", justo en un periodo de tregua con la ETA), la invasión de los medios de comunicación en la era de la
telecracia y más, si bien con discursos políticos en el fondo, validados por el ideal de hacer teatro a manos libres, bajo un manifiesto de nunca recibir dinero a cambio, ni de usar foros cerrados: todo es en la calle, la invasión es total.

Estamos frente a un muy buen logrado falso documental -los entrevistados no son en realidad los integrantes de Noviembre, baste comprobarlo una sencilla ecuación matemática-, que atrapa, idealiza, fantasea, a la par que el maquillaje de sus protagonistas, con el vestuario prestado, con niveles de realidades diferentes: cada personaje tiene una vida y realidad propia, la misma que se transforma cada vez que sale a la calle y se une con los demás. Armónicas, acordeones, tambores. El metro, los centros comerciales, las calles. Noviembre es alegría y paraplejía -la del hermano discapacitado de Alfredo-. No hay espectadores, la relación de los actores con ellos es simbiótica. Y la cinta lo realiza con éxito, transportando a la fiesta que en cada representación Noviembre lograba evadiendo incluso, a las fuerzas del orden público. En buenahora llega una cinta arriesgada que deja un aire de libertad a pesar de la ficción con la que juega su director.
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Para la posteridad. Es sábado, el primero después de la "graduación" del curso de ciberperiodismo. Debería estar haciendo otra cosa -como preparar la información para Libertas o Al Chile, sin decir que ambos me valgan pito-, pero me queda la sensación de que también debería estar en un salón, pues en mi último año de vida he alternado en varios todos los sábados, por la mañana, la tarde o la noche. Y a pesar de mi pitera conexión de internet, aquí estoy dándole al blog, a la vez que bajo unas rolitas de Placebo y me inspiro en 20 years y la obra del líder de Noviembre. Debería ya buscarme una musa para la autoinspiración, más local.

jueves, noviembre 04, 2004

100, encadena


¡Mardito! ¡Que se ponga con un pelón de su tamaño! © Filmax
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Ayer vi la película 100 en lo que va del año. Sólo en 2001 había logrado tal hazaña entre funciones de prensa, cortesías y boletos pagado. Recuerdo la tarde de ese lunes 31 de diciembre, cuando corrí al cine a ver Riding in car with boys (Marshall, 01) con tal de llegar a la meta. Ayer la logré a escaso mes y medio de terminar el año. Y si bien no es sorpresa en mi caso como cinéfilo demasiado frecuente, a´i les paso el dato que gente como el maestro Jorge Ayala Blanco (el del Cinelunes exquisito, en El Financiero, léanlo los lunes) se revienta en promedio, 400 películas en el mismo periodo. La mayor parte, en festivales en el extranjero. De eso vive él. Yo no. Pero igual quiero compartir lo que veo. Y eventualmente a donde voy.
Me topé con la tercera película de la española Laura Mañá, cuya carrera ha sido más prolífica como actriz. De ella, había visto antes Sexo por compasión, coproducción México-España donde una abnegada mujer devuelve la alegría a los hombres de su pueblo, brindándoles lo que el título nos dice. Nada que ver con Palabras encadenadas, un inteligente thriller llevado del teatro a lenguaje cinematográfico.
Ramón (Darío Grandinetti, impávido todo el tiempo), inteligente asesino serial que a su víctima número 19 le proyecta un vídeo donde siempre a cuadro, él mismo narra cómo mató a su primera clienta. Sin rasgo alguno de remordimiento ni culpa. Ella, psiquiatra, de nombre Laura (Goya Toledo, la modelo de Amores Perros), es advertida al oído que morirá a manos de su capturador. Probablemente le saque un ojo antes, probablemente cometa necrofilia.
En juego de flashback, nos enteramos que ambos estuvieron casados. Que él da clases en la universidad, de estética. Y luego, que la policía lo captura y acusa de sospechoso, tras la misteriosa desaparición de la mujer.
Inteligente juego de transiciones atemporales. Mejor montaje, ambientación de la mazmorra donde da rienda suelta a sus perversiones y más aún, la lograda personificación del sicópata. Excelsa vuelta de tuerca merecida para el espectador que trata de atar cabos y ajusticiar al delincuente en pantalla. Evolución en el lenguaje de la directora, quien logra atrapar si acaso con algún exceso de tiempo que torna pesada la trama. Arriesgada empresa española donde el apellido del momento ha dado la vuelta al mundo y las vivencias Almodovarianas darán rienda suelta para rato.

miércoles, noviembre 03, 2004

Che motocicleta, ´che continente


Me resistí a ver Diarios de motocicleta (The motorcycle diaries. Salles, 04) en su fin de semana de estreno porque sabía que el furor por ver de nuevo a Gael (recordar que un par de semanas antes habíase estrenado La Mala Educación (Almodóvar, 04) estaba fresquísimo y abarrotaría las salas. Lo hice tres semanas después y con sala llena aún, el resultado fue mejor de lo que pensaba, ya que el simple hecho de saber que dura 2 horas 20 minutos, también me hizo resistirme en un inicio.

El road movie que plantea el director originario de Río de Janeiro (basado en 2 libros, de sus protagonistas), es hermoso, usando como planteamiento un recorrido similar que realizara el joven Ernesto Guevara de la Serna y su amigo Alberto Granado (sí, el mismo que sobrevive a sus 81 años y aparece al final de la cinta, en un espléndido homenaje), desde Buenos Aires hasta Venezuela. Ocho mil kilómetros de camino en motocicleta, "La poderosa", en un tiempo estimado de 4 meses.

Tan hermosos son los paisajes que nos muestra (la llegada a Machu Picchu) como desoladores (el desierto de Tacama, las minas, la comunidad de leprosos dividida por el Amazonas), con la preciosista fotografía de Eric Gautier cuidando además reflejar las diferentes caras y rostros de los latinoamericanos.

Así, vemos a un joven Che Guevara, en la víspera de sus 24 primaveras, renunciando a su familia, a sus últimos créditos de la carrera de medicina, al amor, para emprender un viaje soñado si bien de autodescubrimiento, también de exploración a su alrededor, de donde sacaría vigor para convertirse en un prócer de la causa social y de un fin común en el continente: la integración de una sola América Latina.
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Para quienes me juzgan que nel, que para qué veo tanto cine y que si la televisión es una excelente opción de contenidos "selectivos", Diarios de Motocicleta constituye una gran pieza producto de nuestro continente (por cierto, con la producción ejecutiva de Robert Redford), donde, como en cada cinta, plantea problemas de otros y que en este caso nos son comunes a nosotros: la pobreza, marginación, discriminación y el propio separatismo que vivimos aún hablando el mismo idioma y viviendo el mismo continente. Sumamente recomendable.

lunes, noviembre 01, 2004

Mi no puente del día de muertos


A propósitamente de la fecha, un pequeño recuerdo de mis abuelos paternos,
caídos hace ya uno y cuatro años.

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Soy más celoso y envidioso de lo que mucha gente cree. Soy de esos que escriben para uno mismo y para no olvidar, con mi fregada memoria selectiva-de-corto-plazo. Quienes me conocen, saben que se me va el avión frecuentemente. Y este blog, a pesar de ser temático, no se convertirá jamás en un símil de la agenda que llevo, en la que no escribo lo que haré, sino lo que ya hice. Y hay gente que moriría de ganas por saberse apuntada ahí, en un "bonito" recuerdo (empleo el calificativo en honor a las féminas que me rodean cuyo profesionalismo no da para más y todo lo quieren hacer así). Por esta ocasión, haré una excepción y contaré mi andanza en el "no puente" del día de muertos.
Hoy me dio la codera y no llevé mi carro al trabajo. Un poco a sabiendas que mucha gente se la prolongó en un puente que a mi, no me correspondió. Y otro poco por la codera que ya fue uno de noviembre y la maldita gasolina seguro subió un centavo... o dos. El chiste es que el Transportec es una maravilla (tanto casigual que el Sistema Colectivo de Transporte Trome) y más aún cuando no ir al volante permite poner atención en ostras cosas (como la chikitina sentada frente a mi, ver a detalle las calles que cotidiamente recorres, sin prestar atención más que por el conductor -imbécil o no- de al lado o, como fue el caso, chutarme la Chilango del mes con los 21 mejores moteles de la ciudad y -qué- Bárbara Mori en portada, ¡exquisita!).
Para mi sorpresa, más de un microbusero en mi ruta de regreso también se tomó el puente, por lo que en vez de tomar una ruta recorrí todo Tlalpan en otra y hasta me subí al metro. Nada sorprendente si he de considerar que mucha gente en su vida ha visto sillones arrumbados en los camellones de las calles, o el viejo colchón que ya no quisieron, en la puerta del vecino. Ya me hacía falta subir al metro a las 19:00 horas, cuando la cálida temperatura de los vagones recuerda que es hora de regresar a casa después de la jornada laboral, cuando los tubos parecen estar untados de mantequilla de las manos grasientas de millones, que los emplearon todo el día. O mejor aún, el agradable olor a cebolla que emana en la estación Merced, sea por los vegetales del mercado o por el sobaco de los que ahí se suben.
Cuando llegué a mi transbordo, me topé con una ofrenda en pleno metro Pino Suárez, lo que me hizo recordar la fecha de celebración en la que estamos. Mañana, cuando todo haya acabado, ya estaremos sumergidos en la comercialización navideña, para la cual, me encuentro listo. O al menos, mentalizado.
Llegué a mi casa a pata, feliz por haber sobrevivido y más aún por reconocer muchas de las cosas que existen en esta ciudad, mi ciudad. En protesta, decidí no llevar de nuevo la EcoSport mañana al Tec. A ver qué me encuentro en el camino.
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Brindo por la creación de un nuevo blog, el de mi cuate Horacio Rodríguez, quien siguiendo el ejemplo de bloggeros cercanos, decidió aventarse un palomazo y emprender el suyo. No cabe duda que entre más vivimos pegados a la tecnología, más socializamos entre sí, pendientes y dependientes de ella. Más contenidos y menos dramas, salud!

Además de cuate, Horacio es mi vecino y de vez en vez da clases de fotografía
en los cursos de Kodak Tec y de Photochet en la Ibero, Puebla. Esta última,
por joby los sábados. /FOTO: CORTESÍA KODAK TEC (jua!)