Cinexcusas - Reseñas, premieres y lo que se acumule!

sábado, noviembre 27, 2004

Más regordeta y llena de inseguridades


Oh Bridget, aún con tus calzones de abuelita no pierdes esos grandes encantos naturales...

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Bridget Jones inicia un nuevo diario. Luego de haber encontrado el amor en Mark (que es donde nos quedamos en la primera parte), su vida ya es otra y encuentra nuevos bríos. Ahhh el amor, esa cosa que te hace maximizar lo mejor del otro y minimizar todo aquello que se interpone en la felicidad, incluyendo los defectos del ser amado. Incluyendo la cursilería, el sobrepeso y avergonzar a la pareja frente a los demás...


Con Bridget Jones 2: The edge of reason (Kidron, 04) se refuerza el papel de heroína moderna que hace tres años la directora debutante Sharon Maguire reveló al mundo, en una adaptación de la novela de Helen Fielding (Bridget Jones´s diary) sobre una treintañera regordeta que sólo servía como hazmerreir en su trabajo, en su familia, en el amor.
Renée Zellweger sacrificó nuevamente no sólo la esbelta figura que le conocemos, sino también su acento texano, para encarnar a la chica de 33 "con el trasero de bolas de boliche", en una secuela que apunta más a las indecisiones del personaje (¿acaso por sus dimensiones?), una vez que en apariencia, el asunto del amor ya está resuelto.



En esta segunda parte, dirigida por el británico Beeban Kidron, la chispa que Bridget ofreció en su debut parece haberse perdido. Ya no causan tanta gracia las ridiculeces de las que se vuelve objeto (recordar que se trata de una reportera especie de lo insólito, obligada a hacer cosas de las que teme, como aventarse de un paracaidas) ni mucho menos las "casualidades" por las que la lleva la vida (como caer presa en Tailandia durante un viaje de producción o un inesperado "amor" del mismo sexo).
¿Una pérdida del ángulo femenino que comandó la primera parte de esta historia? Quizá. Sin embargo, algunas secuencias y chistes son efectivas en tanto causan gracia sobre la desgracia de esta mujer (como la pieza musical "Like a Virgin" dentro de la cárcel, el platillo de hongos alucinógenos en la playa o Bridget ocultando sus "cuatro mil libras" frente al novio al salir de la cama). Y aunque aquí ya no canta (más bien, berrea) "All by myself", las escenas de vergüenza en público están en aumento, con vestido y maquillaje de fichera incluidas...



Entre que los productores se animan o no por armar una trilogía, la lección que sobre el amor verdadero dejan es clara, más algunos diálogos valientes ("¿Cuándo tendrás el valor necesario para luchar por mi?", inquiere Bridget en un arrebato al galán) y con el refrendo de que, aún cuando la carne es tentadora para los hombres, nada cambia a la fidelidad y el sentimiento de estar bien con el ser amado (aún cuando en este caso la tentación sea el mismísimo Hugh Grant).
Dedicada a mujeres inseguras que siguen empleando a Bridget como bandera de autosuperación, o para el resto que deseen entretenerse con un par de aventuras del personaje sin mayor recato que la humillación. Hombres, lo continuaremos disfrutando muchísimo.