Cinexcusas - Reseñas, premieres y lo que se acumule!

domingo, julio 24, 2005

Parejas: habérsela ahorrado en mocudrama de TV

Cómo han pasado los años... © Cinexcusas Press Photo
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Mi reseña y comentarios sobre Parejas llega una semana tarde (queridos lectores, me fui de vacaciones). Pero si tomamos en cuenta que la cinta de Enrique Arroyo tardó 10 años en concluirse y estrenarse, qué más da unos días más, unos menos... El punto es, si es que usted ya la vio... ¿a poco no parecían dos capítulos de serie televisiva dominguera o mocudramática? Hace 10 años, bastante pelo de sobra y algunos kilos menos, a Enrique Arroyo, egresado del CCC con experiencia en producción televisiva para Once TV, se le ocurrió reunir a un talento actoral para la que pretendía ser una cinta independiente, de esas que se llaman alternativas. Y ahí lo tienen arrejuntando a Mónica Dionne, Erika de la Llave, Victor Huggo Martin y a Rodrigo Murray, totalmente pre-Sexo Pudor y Lágrimas (Serrano, 99). Declarada la cinta al más puro estilo "Producciones por favorcito" de andar mendigando equipo y chamba a terceros de a grapa, el proyecto se detuvo por cuestiones de dinero. Y así hasta que un productor aventadazo como Fernando Sáenz de Miera (el mismísimo de Hora marcada y hasta Ventaneando y La Botana en algunos años) le entró con lana para terminarla. De tal modo que el último día de filmación se logró en 1999, cuando ya la cinta se había mosqueado por completo y hasta le habían comido el mandado...
Originalmente pensada para un largometraje de tres episodios e igual número de historias, el presupuesto alcanzó sólo para dos... de 88 minutos de duración en total.
¿A quién no se le ha antojado la mujer del otro... a pesar de los mandamientos? © Producciones El Séptimo Sello
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En el primero de ellos, aparecen dos parejas (con el reparto "fuerte", ya citado) chacoteando a punto de compartir el desayuno en la que parece una vivienda común entre los integrantes. La cámara se encuentra sembrada en el piso, por lo que más bien la pieza parece de teatro, pues el único movimiento es el de los personajes en cuestión (desde aquí a alguien parece que se le olvidó que estaban produciendo esa cosa llamada "cine"). En un fade nos advierten que un año antes, las dos parejas se encontraban en pleno bodorrio, consagrando su amor. Para mayor casualidad, los recién unidos llevan por nombres Alejandro y Gabriela y Gabriel y Alejandra... Por las insinuaciones cachondonas, no hace falta pensarle mucho antes de descubrir que entre ellos hay atracciones cruzadas, y que el destino conducirá a las contrapartes de género/nombre, a tener una aventura en plena noche de bodas... sin la menor repercusión para el destino de los cuatro (¡¿fantástico?!) Y así, tras hacerse un poco los graciositos (besuquiándose en los elevadores, las clásicas tías añejas y borrachotas que pierden el juicio, et-al) nos vamos a un fade y ¡sorpresa! el segundo episodio.
Al director parece que le gustó mucho el cuadrilátero contra la violencia que a finales de 2004 vimos en Cero y van cuatro (Carrera, Gamboa, Sariñana, Serrano, 04). Lo digo porque en la historia de Luis Felipe Tovar, recién ascendido a un puestazo como ejecutivo en una agencia de publicidad, hay un pequeño encuentro con las personajas del primer capítulo (si se le puede llamar así). Casado con un cuero de mujer y teniendo a una secretaria tan buena como las que piden en los anuncios de periódicos, el fulano sospecha que su señora le pone el cuerno y... caray, el bastardo en este caso fue un desperdiciado Roberto Sosa. Y así, en un pleitazo digno de Lo que callamos las mujeres, el problema se "resuelve" y tan tan, el espectador desquitó su boleto.
Vuelvo a preguntar: ¿no hace falta como que más carnita a la película? ¿Algún indicio de que ambos episodios merecían el gasto de un largometraje para no quedar en estética de televisión? ¿Una tercera historia que terminara de amarrar los prácticamente nulos lazos tejidos entre las dos precedentes? Si usted aún no la ha visto, no se vaya con la finta por los cueros esbozados desde el poster (cuatro pares de piernas acostados en la misma cama): tan engañoso es como el contenido empacado. Y si de casualidad la vio anunciada en alguna marquesina, se debe a que apenas circula con 40 copias, menos las que se sustrajeron después de este fin de semana.
Finalmente, su creador se vale del acto de poner el cuerno justificando su existencia desde la Ilíada, a la vez que considera democrático, en una sociedad como la nuestra (donde casi no hay dilemas en torno a la unión homosexual ni a las píldoras del "día siguiente"), poder "arrinconar a tu mujer" y viceversa.
Así que si de paso usted sabe de críticas hacia las dobles morales con las que mucho se navega en este país (o conoce a alguien), evite el buche o una mala recomendación a su prójimo.

viernes, julio 08, 2005

Fantástica incursión

Superhéroes por accidente, sin máscaras. Y en pleno NY © 20th Century Fox Film
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Creo que cualquiera de nosotros, por lo menos las personas que acuden a este blog y quienes forman parte de mi generación (más menos algunas horas), tenemos un mínimo de información indispensable sobre cómics, personajes y leyendas en torno a estos. Si bien soy fan declarado de Marvel Comics, al igual que los actores que dan vida a Fantastic Four, cinta de estreno este fin de semana en todo el mundo, no conocía a fondo su origen. Y tras ver la película ni falta que hizo.
Érase una vez Reed Richards (el británico Ioan Gruffudd) un genio de la física y las matemáticas, capaz de darles clase a sus maestros en el MIT, siempre acompañado por su fiel amigo Ben Grimm (Michael Chiklin), de oficio, astronauta. Victor Von Doom (Julian McMahon), su eterno rival, no sólo ha conseguido crear una fortuna sino tener cerca a la mujer que quiera, p´al caso a Sue Storm (Jessica Alba, bastante más hermosa en persona), otrora galana de Richards, cuyo hermano Johnny (Chris Evans, bastante más introvertido en persona) trabaja para la corporación del emigrante de Latveria.
El mínimo indispensable al que me refería y que se requiere saber sobre estos cinco personajes es que, luego de haber emprendido una travesía espacial en la que cierta tormenta solar alteró su ADN de por vida, se han convertido en fenómenos y nuevas figuras públicas, cuya identidad no puede ser ocultada debajo de ninguna máscara. Y a su regreso a Nueva York, donde habitan, su sola presencia dará de qué hablar.
Al director Tim Story lo único que le conocía fue el fallido remake de Taxi, cinta cuyos derechos originales propiedad de Luc Besson los prestó en un delirius para que aquel la desarmara (con un exageradamente tarugo Jimmy Fallon y una tremendamente hombruna Queen Latifah). Pero cuando se es un verdadero fan de personajes de historietas que te han marcado desde la infancia y cuya vida en papel se presta para que se sueñe con ser o convertirse, algún día, en superhéroe de carne y hueso, ocurre una maravilla como vemos en Fantastic Four (y si no pregúntenle a Sam Raimi sobre la franquicia de Spider Man).

¿Y tú creías tener problemas por estar feo? Pregúntale a La Mole © 20th Century Fox Film
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La primera y creo, más atinada elección, fue el casting. A estas alturas recuerdo haber despotricado un poco en contra del mismo, cuando tuve oportunidad de ver aquellas primeras fotos de los cuatro, enfundados en sus clásicos trajes azules (que han de saber, son más inteligentes que el edificio de Movistar en Santa Fe, pues sus moléculas son adaptables a los cuerpos de quien los porta). Verlos actuar, desenvolverse como los jóvenes que son (en mi caso, estuve siempre acostumbrado a ver a los Cuatro Fantásticos como unos personajes bastante mayorcitos) es el gran éxito de la historia.
Si bien esta cinta debe mostrar un inicio donde se establecen las bases del por qué ocurre la transformación (y el para qué), el espectador tiene la oportunidad de regresar el comic a sus orígenes (1961, cuando Stan Lee se unió a Jack Kirby para crear al primer grupo de poderosos como una familia), cuando un Richards más chavo (pero con algunas canas en sus costados) sigue haciendo cálculos de cada palabra que dice mientras una ejemplar Sue se le escurre ante sí... cuando un Johnny anda de Romeo por todos lados y agarrando de bajada a Ben Grimm cada que le es posible.
Prepárese entonces para una cinta bastante jovial, sumamente cómica (cuando la situación lo merece), impecable en efectos especiales y con toda la magia de Marvel, la misma que repetiré hasta el cansancio y que tiene que ver con la cercanía de sus personajes a la realidad cotidiana del mundo en que vivimos (no el de maquetas ni de ciudades ficticias): en este caso, Nueva York vuelve a convertirse en la sede y residencia del equipo con todo y edificio Baxter hipotecado, pues Richards está bastante más quebrado que su rival, Von Doom.
Cabe destacar que los Cuatro Fantásticos son el tipo de héroes convertidos por accidente (ninguno de ellos tuvo cursi-entrenamientos-Jedi o retiros a la montaña para ponerse machines) que ni lo deseaban ni tienen por qué ocultarlo. Tampoco necesitan cinturones abarrotados de herramientitas para hacer su chamba. Es más, la preocupación es tal que, al regreso de la tormenta solar, Richards se da a la tarea de explicar el fenómeno y tratar de revertirlo, mientras Johnny le da vuelo a la hilacha y se encarga de correo la voz que han llegado para quedarse. Y es el único a quien le hace feliz el cambio (no así a La Mole, quien a su regreso lo deja su esposa y más tarde, en una jocosa-vertiginosa secuencia, salva a un tipo del suicidio en pleno Brooklyn cuando medita qué diablos le pasó y por qué se volvió en tan horrible criatura).
Agradezco así que La Mole no haya sido generada por computadora (y que Chiklin haya pagado el costo de dos horas de maquillaje y muchos kilos menos); que la transformación maligna del Dr. Doom sea gradual como su espléndido maquillaje; que la Antorcha Humana tenga esos bríos y chispa capaz de generar flamazos durante toda la cinta para mantener el lado cómico y finalmente, que el reparto haya firmado contrato por tres películas, lo que garantizará una corrida de aventuras por algún rato, mientras se alterna con secuelas de otros personajes también de la compañía (como X-Men o el mismo spidey).
Para finalizar sólo pregunto ¿Cuándo habrá un crossover entre los múltiples personajes de Marvel que han sido afortunados en tener su propia película?

Ahora que en las noticias hay puras buenas nuevas, de la distribuidora 20th Century Fox
nos enteramos que la campaña publicitaria de F4 fue clausurada por la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi), del gobierno capitalino. La brillante idea de insertar a los personajes en los puestos de revistas quedó mermada con la banda blanca. ¿Por qué a Bejarano lo dejan libre y a La Mole, bastante más inofensivo, no lo dejan salir de los kioscos?

domingo, julio 03, 2005

H.G. Wells se retorcería en la tumba

Y si los marcianos hubiesen respirado los aires del D.F., otra cosa habría sido © Dreamworks
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Confieso haber sido víctima de H.G. Wells hace bastantes años. Admito haberme tragado la enorme piña cuando alguna vez pasaron en la tele la primera adaptación cinematográfica de su magistral The War of the Worlds (Haskin, 53), al grado de ir a correr el chisme a la puerta de mi hermana, que los marcianos habían llegado... ¡ya!

Sin mejor opción cinéfila en este fin de semana (por todos los cines, hasta cinco salas la exhiben) pagué por ver la adaptación de Steven Spielberg de la que todos hablan y hasta se congratulan. Al final, lo más valioso de mi tarde fue haber escogido una sala THX donde el sonido me sacudió hasta la conciencia. Pero nada más. Del coraje, agarré el libro por segunda ocasión en este año (salido de la colección Sepan cuántos, de Porrúa, desos de letrita chiquitita y con escasos márgenes para agarrarlo apenas con las uñas) y más rabia me dio leer por doquier los exacerbados elogios que el creador de E.T. ha recibido (por cierto, su mejor logro en el manejo de extraterrestres).
A los 32 años y a punto de llegar al siglo XX, H.G. Wells, de origen inglés, se adelantó a su época escribiendo en un texto cercano a lo científico, la llegada de los marcianos (de Marte) a esta tierra. Al día de hoy permanezco escéptico a la posibilidad de vida inteligente en otro planeta, hasta que no se demuestre lo contrario. Pero este asombro literario en su momento, y después traducido a un programa de radio, puso los pelos de punta y a partir de ahí la idea de vida más allá de nuestro planeta, cambió. Y no se diga del quehacer cinematográfico.
Así, hastiados de soldados gringos que se convierten en astronautas para salvar al mundo de ataques extraterrestiales (Will Smith en ID4), mineros enrolados por la NASA para evitar un cataclismo producto del posible choque de un enorme meteorito con la tierra (Bruce Willis en Armaggedon) y hasta científicos ninguneados cuando se pronuncian en contra del cambio climático global, anticipando la amenaza (Dennis Quaid en The day after tomorrow) sólo faltaba que Spielberg, director pródigo de Hollywood, empleara a Tom Cruise como artífice para demostrar, una vez más, que son los gringos los más pudientes y el ombligo del mundo.
En ambos casos la historia inicia pronto: los marcianos llegaron ya, son malos y vienen a exterminar a los terrícolas porque son chidos y nos tienen envidia. Los primeros efectos especiales a cargo de Industrial Light & Magic asombran con esa especie de nebulosa-tornado que azota por a´i del rumbo de Nueva York.
En el momento en que conocemos a los personajes de Spielberg, la cosa se arruinó (con respecto a la novela). Tal cual en su vida real, Cruise (Ray Ferrier, un montacarguista) está divorciado de su esposa y en un fin de semana cualquiera le encarga a los chamacos. La pequeña y claustrofóbica Rachel (Dakota Fanning ya me empieza a caer gorda como la supersabia-mandona-aleccionadora) y el rebeldoso Robbie (Justin Chatwin). Apenas caen los primeros rayos de las desas cosas (así le llaman en la novela) que parecen trípodes (el diseño se lo deben a Stan Winston, así que cualquier parecido con Alien VS Predator pregúntenselo a él) salen en polvorosa rumbo al norte, mientras el exterminio es inminente.
¿Qué es lo que pasa en el camino? Pues todos los lugares comunes: el hijo terco que no se quiere perder la acción; el papá que no sufre ningún rasguño, corre como despavorido y hasta da la pauta para arreglar el asunto; la nación más poderosa del mundo es humillada pues ni sus armas más pudientes hacen mella a las cosas; la introducción de secuencias de suspenso y personajes sin fundamento (¿cuánto le pagaron a Tim Robbins por humillarse?) para demostrar que unida, la familia es bien bonita, funciona mejor y hasta se vuelve indestructible... así una y otra vez hasta que la resolución termina por hundir la no-trama y la majestuosa producción, retomando entonces el argumento biológico-científico de Wells y dándole en la torre a la seudo construcción de la trama.
¿Alguien más se sintió robado tras el insulso y barato final? Tal cual escribí en el blog de mi mainta: sólo faltó que el estreno de esta cinta ocurriera en el día de su máximo orgullo, el 4 de julio como para dejar claro que sin ellos, el resto del mundo no es nada. Por lo menos no fue así y tampoco ocurrirá con Fantastic Four, quienes aún siendo superhéroes neoyorkinos, hasta caen bastante mejor que Tom Cruise en el rol de super papá. Hasta aquí mi humilde opinión.

Mini epílogo

Para acabarla de amolar, la función a la que me metí estuvo antecedida por el trailer de King Kong, la siguiente proeza de Peter Jackson. Me pregunto: ¿quiso de verdad rescatar al gorila gigante o demostrar que, al igual que Spielberg con Jurassic Park, él también sabe cómo domar a los dinosaurios? Temo haber visto la siguiente y costosísima decepción cinéfila del año. Más lo que se acumule.

sábado, julio 02, 2005

Del viejerío para tod@s

A menos que usted, apreciable lector, tenga razón de peso para celebrar algo el día de hoy, sábado dos de julio (tal como nuestro señor presidente), y a todas luces desee evitar el congestionamiento en la zona alrededor del Angel de la Independencia, vale más la pena que se dé una vuelta por la Cineteca Nacional, donde dará inicio la Segunda Muestra Internacional de Mujeres en el Cine y la Televisión.
Consecuente a una primera muestra celebrada en 2004 con la intención de promover, rescatar, disfrutar y conocer el trabajo de mujeres en la industria cinematográfica, esta segunda recopilación se visualiza no sólo mejor organizada, sino más rica en términos de la recopilación de trabajos que se proyectarán y de actividades paralelas que enriquecerán la experiencia.
Teniendo a Alemania como país invitado (aquí no hay espacios para rencores como en el futbol) y a Estados Unidos en un sitio especial dentro de la programación, hasta el 9 de julio se exhibirán poco más de 31 cortometrajes, 36 mediometrajes y 11 largometrajes mexicanos, cinco de los cuales recaen en el género documental. Cabe destacar que esta muestra serña el espacio para el estreno de Las Buenrostro, segundo largometraje de la directora Busi Cortés, quien por fin exhibirá su trabajo luego de 17 años de haber producido su ópera prima.
En estos días pisarán la Cineteca en carácter de invitadas especiales las alemanas Doris Dörrie y Silke Johanna Räbiger, así como las directoras Georgina García, Catherine Tambini y Lourdes Portillo. Reconocida por su trabajo sobre los feminicidios en Ciudad Juárez Señorita Extraviada, Lourdes Portillo ofrecerá además un taller de montaje documental, en el que estudiantes en activo con proyectos en curso, podrán debatir con la directora el próximo 8 de julio.
El programa de actividades incluye un apartado sobre 50 años de documental mexicano de mujeres, una exposición fotográfica en colaboración con el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) titulada "Equidad de miradas" así como dos mesas redondas: una sobre mujeres vinculadas con la difusión y promoción y otra sobre el género documental.
Y para quienes aún tenían dudas sobre el peso de las mujeres en el devenir del cine nacional, Alfredo Joskowicz, director del Instituto Nacional de Cinematografía (IMCINE), anunció a los medios durante la presentación de esta muestra, que el presupuesto de la institución que encabeza, al 26 de junio, contempla el apoyo a 36 largometrajes, seis de los cuales serán dirigidos por mujeres.
Escaparate para la exhibición, la asociación civil Mujeres en el Cine y la Televisión, capítulo nacional de WIFT International (Women in Film and Television) pretende también forjar lazos entre las creadoras a nivel internacional, pues espacios como éste buscan conformar un punto común de encuentro para conocerse mutuamente, fomentar la investigación del quehacer global femenino en el cine así como proyectar trabajos conjuntos.
"Para el público y para las creadoras de cine, es un momento especial para reflexionar sobre las dificultades y los logros de lo hecho por mujeres en la cultura [...[ si alguna vez se supera esta crisis del cine mexicano, el porcentaje de mujeres en cada área del cine irá creciendo", escribe Sabina Berman en la presentación de esta segunda muestra. Si en algún momento de nuestra historia la equidad de género deja de emplearse como bandera y de usar recursos del erario para diferenciar los sexos, espacios como éste serán parte de una arcaica historia.

La crisis de las treintonas, pre-Bridget
"A una mujer de 30 le cae antes una bomba que un hombre", es la triste realidad que todo mundo le escupe a Fanny Fink, una vigilante aeroportuaria que manipula los equipajes vía rayos x en Alemania.
Con un trabajo estable, piso en un mugriento edificio y muy poco cuidado de su imagen personal, la directora Doris Dörrie ofrece en su cinta Nadie me quiere (Keiner liebt mich) una estupenda radiografía de la mujer treintona en Alemania, en la búsqueda -aparentemente perdida- de su carrera sentimental. Algo así como Bridget Jones sin su diario, pero muchos años antes de ese éxito comercial de Renee Zellweger dirigido por Sharon Maguire.
La vida comenzará a sonreirle a Fanny el día que acude con Orfeo, un vecino travesti africano de habilidades chamanescas, quien por unos marcos le pronostica que el amor de su vida está a punto de tocar a su puerta... y tal cual el nuevo administrador de la citada pocilga hará acto de presencia para robarle su corazoncito.
Esta gran alegoría que Dörrie elabora sobre el romanticismo en época de pesadumbre (ojo a los ambientes fríos, lluviosos), a pesar de no ser nueva y de haber permanecido inédita en México (la cinta es de 1994), continúa vigente y las fórmulas más comerciales las han reproducido con mucho éxito (incluso ya sé de dónde Beatriz Espejo sacó su cuento sobre el dildo que le confiscan a una pasajera a punto de abordar...)
La chispa de esta directora es tal que actividades como inscribirse a un curso sobre la "muerte predeterminada" en el cual los participantes preparan la antesala de su suicidio o comerse una sopa con la foto hecha pedazos del ingrato que ha roto el corazón ("sólo lo olvidarás si lo expulsas", ¡aunque deba pasar por los intestinos!), parecen tan naturales en la cinta pero totalmente deschavetadas para quien las hace conciente.
Nadie me quiere fue la cinta escogida para la apertura de esta Segunda Muestra de Mujeres; para abrir boca al resto de la selección de miradas femeninas sobre el mundo de hoy (y ayer) que nos tocó vivir.