Cinexcusas - Reseñas, premieres y lo que se acumule!

viernes, diciembre 31, 2004

Lo mejor y lo no tan pior, del 2004


¿Cinemas Lumiere? ¡No! Así lucen los Cineplex Odeon del Fairway Centre en Kitchener, Ontario. Por 60 pesitos, tarde, mañana y noche. Y yo que me quejaba...
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Antes de acabar el 2004, he aquí un pequeño resumen de lo mejor y lo peor que me tocó ver en el año que ya agoniza. Un mejor 2005 a todos los cinéfilos y demás gente de este planeta.

La mexicana
Sin duda, Temporada de Patos. Vitoreada en tierras nacionales y fuera de ellas, la ópera prima de Fernando Eimbcke brilló por su temática y frescura de actores. Demostró que sin tanta lana (léase Zapata), pudo darle un respiro a las pocas propuestas de este país.

Los f
racasos
Haciendo a un lado a Zapata, en el caso de las producciones mexicanas, definitivamente, Catwoman. Ja, tan así que la evité a toda costa. Pobre Halle Berry, ojalá salga del sumidero porque ni en cueros levantó suspiros. Por ahí leí que Alexander tampoco recaudó ni la tercera parte de su inversión (150 millones de dolarucos) durante el fin de semana de estreno en EU, así que difícilmente levantaría. The Stepford Wives. De no ser por la garantía de imagen de Nicole Kidman, este remake sobre las esposas ideales (y robotizadas), se habría sumido aún más. Pasó sin pena ni gloria en nuestro país. En The Forgotten, hasta las pecas de Julianne Moore caen mal y a la primera explosión extraterrestial, se les viene abajo el teatrito. Alien VS Predator, AVP. La historia de las civilizaciones se la pasaron por el arco del triunfo para vender la pelea entre estos míticos personajes. Ahora da la casualidad que antes que nadie, se veneraba al "dios depredador", quien nos salvó de los ardientes y mocosos aliens, con todo y la súper nodriza. Lo peor es que dará para una secuela.

Consagrados
Gracias Bernardo Bertolucci, que en The Dreamers sacaste al revoltoso parisino que llevaste dentro durante la revuelta de finales de los sesenta, en una triada donde el erotismo pasó a segundo plano con las broncas de los deschavetados personajes. Gracias Woody Allen que en Anything else nos pusiste a pensar en si los dramas de Cristina Ricci sobre sus hábitos alimenticios, amoríos repentinos, fumar compulsivamente y no poder tomar decisiones oportunas, convierten a nuestros dilemas en insulsas chaquetas mentales. ¡Ah! Y gracias por traerme de nuevo a Manhattan a los ojos...


La de miedo
Por el terror sicológico que, con la mayor austeridad posible y empleando pocos elementos visibles para aterrar, diría que Open Water, la cual me hizo recordar la fórmula de The Blair Witch Project: jugar con la imaginería del espectador y sus miedos internos, en este caso, el mar y sus tiburones. Sin embargo, The Eye, lo confieso, me hizo hasta brincar del asiento desde el primer grito. Esta cinta japonesa cuyo soundtrack techno es imposible conseguir, bien vale la pena verse a oscuras y de madrugada.

La de monitos animados
Aunque Shrek ganó el Oscar en su primera entrega y regresó este año, no cabe duda de lo impecable que se ha vuelto el trabajo de Pixar. The Incredibles ya se volvió un referente obligado en materia de animación. Pero si de trabajo 2D y caricaturas se refiere, Les triplettes de Belleville conquistó mi corazón, con la historia del ciclista entrenado por su anciana abuela para ganar la tour de France. De lo mejor que se ha visto con tan pocos recursos.

En pie de guerra
Entiéndase en la defensa del género del documental. La pasión de María Elena, de Mercedes Moncada, sobre la ¿violación? de derechos humanos a una indígena rarámuri -terrenos poco explorados, que bien deberían voltear a verse-. Digna, hasta el último aliento. Laaaarga como la cuaresma atiborrada de entrevistas y mejor interpretada por Vanessa Bauche. El regreso de Felipe Cazals estuvo un tanto de bostezo (¿alguien recuerda Su alteza serenísima? Pus igual) pero contribuyó -nada más tantito, la cinta entró con acaso 15 copias-, desde el terreno artístico, en alzar voces de protesta con tanta injusticia en el país. Voces inocentes, de Luis Mandoki, próxima a estrenarse (¡Cinexcusas los llevó a la premiere!) Desconfiado del trabajo del mexicano radicado en Hollywood, le salió una gran ficción en torno a la guerrilla salvadoreña de los ochenta, desde el punto de vista de los infantes. En este país, la cinta entró más duro en taquilla, superando incluso a The Incredibles y Ocean´s twelve. Así debería pasar en México.
Tardé como un mes en volver a comer hamburguesas y como dos días garnachas, después de haber visto Super Size Me, de Morgan Spurlock. Ya, nos quedó claro que la comida rápida no es saludable... pero carajo, sabe rica. Y a veces es lo que hay. Michael Moore se hizo propaganda por doquier, incluso la noche antes de las elecciones presidenciales en EU. Al final de Fahrenheit 9/11, me pareció estar viendo una novela con la madre del soldado diciendo cuán chido era su pobre vástago ahora combatiente en Irak.

Suerte para la próxima
Agh, Tiempo Real, de Fabrizio Prada. Cómo se nota luego luego las diferencias entre el cine de celuloide y el digital. Más cuando la cinta no tiene un solo corte de edición en todo lo que dura (ventaja también de este nuevo formato, mayor duración por cartucho), oséase, los focos, la iluminación, las texturas... Arriesgadísimo intento. Las lloronas, de Lorena Villareal. Quedó demostrado que por ganas no se dejan de emprender proyectos así. Calidad de foto, de montaje. Pero usar la leyenda de La Llorona y adaptarla a conveniencia de una regia nóvel directora, namás no se vale. Ojalá abos directores superen la barrera de la ópera prima.

De lágrima
La vida sin mi hizo chillar a muchas. Pero el manejo de los últimos días de una enferma terminal de cáncer, creo, estuvo muy matizado. Tal como lo hiciera Susan Sarandon con Julia Roberts en Stepmom. Otra que estuvo leve, fue la oscareada Les invasions barbares, que aborda levemente la eutanasia (a la vez que se mofa de la crisis internacional, a partir del 9/11), pero si de sorpresas se trata, Whale rider también oscareada, tuvo lo suyo, sobre la niña domadora de ballenas en una comunidad donde impera el machismo.

Mis favoritas
Swimming pool, de Francois Ozon. La realidad desdoblada. Una prolífica escritora se mueve de Inglaterra a Francia para obtener inspiración y escribir su siguiente novela. Ahí, se topará con la hija de su editor, quien no sólo le sacará canas verdes, sino ejercerá una potente introspección. Inocente trama con toda una vuelca de tuerca al final que termina por desarmar al espectador. Inteligente guión mejor construido. Elephant, de Gus van Sant. Basada en hechos reales en una preparatoria en Portland, continúa por el camino de Bowling for Columbine, pero a manera de ficción. Historias entrelazadas por los pasillos de la escuela. Inocentes palomitas que terminan por desquiciar el orden establecido. La denuncia en la sencillez de obtener armamento necesario en el país más armado del planeta (vaya paradoja) para convertirlo en un caos. Aterradora.

El soundtrack
De-Lovely. Ya en el trailer advertía la presencia de estrellas como Alanis Morissette, Sheryl Crow, Robbie Williams, Natalie Cole. Escucharlo ha sido un placer. La película de tu vida, acompañada de una música ambientada en los años 20. Exquisita.

Me quedé con las ganas
The Lord of the Rings III. Desistí de verla porque mi pareja en las dos anteriores entregas, la vio antes que yo. Concluyo que hay películas que sí deben verse acompañado. Scooby Doo 2, Monsters unleashed. La primera me la chuté doblada al español y en su idioma natural. No sé cómo aguanté dos veces. Pero su secuela, ni por Linda Cardellini me animé a pagar el boleto. Alexander. Al día de hoy me he resistido a sabiendas del acento ruso de Angelina Jolie y porque no quiero estar mas de dos horas y media sentado en el cine. Garfield. Es como con las personas de quienes conservas un grato recuerdo en vida. El trailer me pareción una grosería, el dese mono peludo con la voz de Bill Murray, peor. Si acaso por ver a Odie de carne y hueso (o los huesos de Jennifer Love Hewitt).
Sin embargo, acepto una invitación a proyecciones caseras de DVD. Hasta el próximo año.

127 @ 2004


¡Jesucristo regurgitado! No dábamos crédito el Erico y yo tras haber presenciado
la catástrofe global en El día después de mañana

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127 es el número total de veces que fui al cine en el 2004. Ja, no equivale al número total de películas que vi en el mismo periodo, ya que Spiderman 2, The day after tomorrow y Temporada de Patos, debí repetirlas (fueron las únicas).
El día de hoy hice mi ultimo esfuerzo por amarrar un múltiplo de 10 a la estadística, pero desistí. Ya me aburrieron las opciones de cartelera.


Durante la premiere de El día después de mañana, Roland Emmerich, su director (extrema der.),
pensativo, mientras la actriz Emmy Rossum, retadora a la cámara

76.37 por ciento de estas cintas, es decir, 97 totales, las vi durante su corrida comercial.
El resto, 30 cintas (23.62%), fueron funciones de prensa o eventos especiales a los que acudí durante el año (inclúyanse berrinches por conseguir pases para premieres organizadas por Cinépolis y sus Cinéfilos frecuentes, ¡cómo no!).


"¡Ash mainta! 7 minutos de fotos son demasiado... para estar sonriendo"


2004 ha sido un año como pocos, pues desde 1998 que empecé a contabilizar las inversiones y ganancias que anualmente deposito en los cines, sólo en 2001 y 2002 había alcanzado las 100 visitas a lo largo de 365 días. Haber rebasado este límite a inicios de noviembre, me dio suficiente holgura para alcanzar casi tres decenas más. Con todo, y aún cuando he dicho que no me dedico a esto, me arde saber que los verdaderos críticos se soplan unas 400 películas por año, la mayor parte de estas, en andanzas festivalescas por todo el mundo.


Y cómo olvidar la divertida (y latina) Sexo con amor, con su director Boris Quercia (e "impotente" como actor) trepado en una lavadora en pleno chaca chaca... Y a la salida, ¡pepinos para los invitados!

A unas horas de finalizar este 2004 que para muchos nos ha traido cambios de fondo y forma (la mía es cada vez más curva, con todo y las carreras de 10 kilómetros), quiero agradecer desde este espacio, a quienes han hecho posible el 23 por ciento del que hablé arriba, a quienes han depositado su confianza en los proyectos universitarios a los que he apostado desde hace ya varios años y de quienes aprendí un poco de su infinita sabiduría, en algunos encuentros por donde nos ha llevado la vida:

* Mariana Padilla, jefa de prensa de la Cineteca Nacional
* Evangelina San Martín, prensa de Columbia Tri Star Film de México
* Christina Inman, Marcel Gaitán y Carlos Castillo, relaciones públicas de 20th Century Fox Film de México
* Daniel Rizo, de la primera oferta de cine erótico en la capital, Contempo Cinema
* Maura Rodríguez, ex de Arthaus Films y ahora en Videocine
* A mi cuate Enrique Rangel, quien también anduvo en Arthaus y a quien conozco desde el lanzamiento de NuVisión (¿alguien sabe qué paso con esta casa?)
* Eduardo Fuentes y Graciela Chablé, mis editores de Libertas, quienes sin conocerlos, han confiado en mis barridas entregas mensuales de este periódico interuniversitario
* El maestro Jorge Ayala Blanco, con quien tuve la oportunidad de tomar un taller de análisis cinematográfico y de quien entendí que la piratería es válida con fines académicos (¡nada más!)
* Alma Delia Fuentes, destacada periodista (hoy en El Universal) quien me asesoró a mi y al grupo de ciberperiodistas del Tec para fincar las bases de nuestros blogs
* Y por supuesto, a los sopetecientos lectores de la comunidad bloggera internacional que se han dado cita para revisar mis desvaríos en esta página.

A todos ustedes, infinitas gracias.

jueves, diciembre 30, 2004

Nombres inútiles


La inútil vida de Pito Pérez, plasmada en mi boleto del cine
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Desde que Cinépolis y Cinemex se acomedieron en atender mejor a sus clientes, a través de las tarjetas Cinéfilo frecuente e Invitado especial, respectivamente, queda una sensación de "personalización" en el servicio.
Mientras que en Cinépolis los boletos aparecen impresos con el nombre del tarjetahabiente (para quienes guardamos las contraseñas con fines estadísticos o de los otros), da la casualidad que en Cinemex también aparece tu apelativo, con los puntos acumulados, al lado de... cualquier otro hijo de vecino.
Erica Osorio, Ernesto Méndez, Victor Ramos, Ismael de la Rosa... Juan José Pérez, ja, ¡qué más da! Nombres inútiles que además quedaron grabados para la posteridad, en la contraseña del boleto, de gente que en el peor de los casos, jamás volverás a ver -incluso siendo cliente asiduo del cine- y cuyas vidas ni te interesan, aunque por lo menos alguna vez te fueron útiles -pues te vendieron la localidad-.
¿Cuántas más de estas personas pasan día a día por nuestras vidas, sin que reparemos en que fugazmente nos fueron útiles y quedarán grabadas en un voucher hasta que el tiempo lo despinte o la basura los mande al bote?
Tal vez se lea estúpida mi reflexión, pero de esto se encuentra llena la vida. De gente desconocida, que en esta entropía que mueve y desordena al mundo ocasionalmente provoca que nos encontremos, o nos reencontremos, en lugares cercanos, distantes, disímbolos, antagonistas entre sí.
Quedo en esta madrugada, sorprendido del absurdo como le ocurriera a Matt, aquel personaje americano radicado en Francia durante la revuelta obrera en 1968 que recientemente apreciamos en The Dreamers, (Bertolucci, 04) cuando filosofaba absurdamente sobre el caos y el orden de las cosas en este planeta, mientras jugaba con un encendedor en la cena familiar. Nombres inútiles que algún día podrían regresar a mi vida y jugar un papel importante en ella. Aquí, en Kitchener o en el mismo infierno. Nunca lo sabré.

viernes, diciembre 24, 2004

El día que ya no quise ser bombero


Digno tributo a los héroes anónimos

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A más de uno seguro nos pasó que, cuando chicos, queríamos ser, de grandes, bomberos. Siempre en alerta, deslizarse por el tubo, abordar el dese camión largo y asirse de la toma de agua más cercana para apagar el fuego. Salvar vidas.
En lo personal, mi vida quedó marcada por el horror que puede ocasionar el fuego, luego de que a los 7 años, presenciara la catástrofe ocurrida tras la explosión de una gasera en San Juan Ixhuatepec. Justo además, el día que llevé un encendedor a la escuela, el cual me incautó la miss y esperó a que llegara mi mamá para entregárselo personalmente. Acto seguido, quedar anonadado con las imágenes de la tragedia en la televisión y ser reprimido con un "¿ves? ¡pudiste haber ocasionado algo así!" Tan improbable reprimenda como lo que presenciaba en la t.v., una y otra vez. Y posteriormente con las fotografías publicadas en el Alarma!, todo un documento que por años fue el documento menos deseado en mi casa. Hasta que un día desapareció.
Un poco más tarde, como para refrendar mi temor a jugar con fuego (y luego entonces que se me quitaran las ganas de "ser" un bombero), me expuse a la película Infierno en la torre (The towering inferno. Guillermin y Allen, 1974), a la cual le siguió en esos tiempos un videojuego de Atari, del que, literalmente, estaba aterrado (increíble cómo un amorfo mono de tres tristes pixeles me hacía serntir atrapado, lidiando contra el fuego, en la ridícula torre, piso tras piso). La idea de ver gente atrapada en un rascacielos, morir quemada, lanzarse al vacío, etc. etc., me privó durante muchísimo tiempo. Así, hasta el 9/11, donde nuevamente el rol del bombero, del héroe anónimo erigiéndose de la nada para arriesgar su vida por la de los demás, me volvió a dejar sorprendido, con la gana además de conocer el lugar donde ocurriera uno de los más infames atentados en contra de la humanidad.
Con todo este largo preludio, es como llego a Brigada 49 (Ladder 49. Rusell, 49), una esperada cinta de acción que tenía muchas ganas de ver, como para exorcisar mis miedos internos al fuego y lo que pueden ocasionar. Sabía, de antemano, que iba a ser una película donde se jugaría con los sentimientos de la gente, los de los personajes y que, por supuesto, habría el rol del héroe sacrificado y hasta una dedicatoria póstuma. Todo lo confirmé.
Sin embargo, ello no quiere decir que la cinta no valga la pena, por el contrario, envuelve desde el inicio, al presenciar la ruda afrenta del rookie Jack Morrison (Joaquin Phoenix) en su más feroz batalla contra el fuego, a la vez que en juegos de flashbacks conocemos cómo es que llega a la brigada en cuestión, una década atrás. Cómo es que se integra a un equipo de muchachotes rudos, fornidos y mal encarados, encabezados por el capitán Mike Kennedy (John Travolta) pero que en el fondo también son capaces de enamorarse, formar familias, sentir el dolor tras aguantar el peso de los caídos. Y así, combina una y otra vez las anécdotas comunes a estos héroes desconocidos, a quienes entran a los edificios ardiendo cuando toda la gente desea salir de éstos y que su vida trasciende, pues aún caídos, el siguiente llamado de alerta se convierte en su mejor homenaje.
Con buenos subibajas, combinando la ardiente acción (en llamas, pues) con mini episodios en la vida del bombero en receso (Jack se enamora, vemos cuando nace su hija, discute con su hermosa mujer sobre llevar al límite o no su profesión, su segundo hijo ya es todo un hombrecito y así...), Brigada 49 me resultó por demás agradable, con todo y algunos errores de continuidad y temporalidad (nótese que al inicio Jack pierde su casco en la caída del piso 12. Más tarde, hasta se protege con él). Más aún, en estos días que me revolotea de nuevo por la cabeza, el concepto de trascendencia del hombre, en su paso por esta tierra.
Con estas ideas termino de recomendar la cinta, en estos días que la cartelera parece estar vacía (claro, cuando ya se ha visto casi toda la cartelera o mientras la sala 3D de Cultisur siga a reventar). Ojalá su estreno comercial sea pronto, pues me tocó verla en una función muy noche (y también las hay muy temprano), sólo en Cinemex.

lunes, diciembre 20, 2004

Salir del clóset


Mamá, papá: fui gay. ¡Pero ya se me quitó!

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Haber escogido el Cinépolis Diana para disfrutar de la cinta Matrimonio a la italiana (Mambo italiano. Gaudreault, 2003), tal vez no fue la mejor elección. Desde hace un tiempo, este cine enclavado en la Zona Rosa, se ha convertido en el punto de encuentro de parejas homosexuales (tanto gays como lesbianas) que aprovechan loscurito del lugar, para regodearse.
Por tanto, la segunda cinta del canadiense Émile Gaudreault que inicia con una llamada de Angelo (Luke Kirby) a la gay helpline para confesar su temor de revelarle a sus papás el hecho de haber salido del clóset, se prestó para hacer de este cine y función, una ola de aplausos y porras surgidas desde el anonimato, producto de la masa que se dio cita.
El problema, cuenta Angelo por teléfono al tipo que lo escucha antentamente detrás de la línea, inicia muy atrás, cuando su familia llega de Italia a Canadá. Canadá no es América y la "verdadera" (Estados Unidos, ¡válgame!) está aún más lejos. Sobreprotegidos él y su hermana desde niños ("no salgas a jugar porque te van a raptar"), no le quedó de otra más que seguir los pasos y aprender de una cadente y joven tía que muere ídem.
Tachado de marica en la escuela donde conoció a Nino (Peter Miller) su primer y único amor, la vida dará las vueltas necesarias para que ambos se reencuentren, concilien su idilio viviendo juntos pero siempre con el temor de este último sobre "el qué dirán". Y a partir de ahí, la pugna por revelar o no estar dentro del clóset (y por tanto, salir) en un cerrado círculo de inmigrantes italianos, conforma la divertida trama de la cinta.
Mambo italiano si bien juega con sus personajes haciéndolos "recapacitar", no se mofa de la realidad gay de nuestros días, es más, me atrevería a decir que confirma el intrincado ocultismo que gira en torno a la definición y preferencias sexuales por todo el mundo.
Claro que, para ello, el director Gaudreault (quien fuera co guionista de EdTv, precursor del reality cinema show) construye una cinta graciosa con personajes estrafalarios (la hermana que no va nunca dos veces con el mismo sicólogo, el vecino que a sus 60 años vive con sus papás) a la vez que reivindica esa realidad sexual a través de su personaje, quien lucha, de paso, por sus ideales (convertirse en guionista de televisión, empleando para ello... ¡adivine usted!). Al menos en la sociedad que lo rodea y juzga, lo logra de manera exitosa.
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Para quienes puedan sentirse aludidos, rascándole un poco a las fuentes, un estudio de un tal Alfred Kinsey reveló que hacia finales de 1940, un 10% de la población de este planeta se consideraba homosexual. Para bien o para mal, las estadísticas de hoy en día consideran entre un 5% de gays y 3% de lesbianas en todo el mundo, según el Black Hawk College. Mi conclusión es que hay verdades que tarde o temprano se saben y más temprano que tarde habrá que hacer algo al respecto, empleando el principio de tolerancia para encarar temas como pueden ser declarar anti constitucional el matrimonio gay. Para la agenda.

lunes, diciembre 13, 2004

La película de tu vida


Por una carrera y pareja así, ¿a quién no le gustaría ser recordado?
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Ahí estaba, en una de las pocas salas que exhibe De-Lovely (Winkler, 2004), enterándome a medias, de los inicios gloriosos en la vida y obra del compositor Cole Porter (encarnado en el actor Kevin Kline). Traía la gana de ver la película por escuchar y apreciar los números musicales, anunciados desde el trailer e interpretados por gente como Robbie Williams (no es mi máximo, pero le pone sabor a las fiestas), Sheryl Crow, Elvis Costello, Natalie Cole y Alanis Morrissette (por esta última correré al rato por el soundtrack: let´s do it, let´s fall in love...!)
Cronológicamente de atrás para adelante, sentado en su piano, con los rascacielos neoyorkinos iluminando la penumbra de su lugar (más tarde me enteraría que Kline vivió en el Waldorf Astoria), aparece Porter, quien es conducido al escenario donde verá transcurrir su vida, desde el momento en que se enamora de Linda Lee (siempre hermosa, Ashley Judd), en una de las guarapetas en Francia hasta... la historia de su vida.
Decididamente gay, en las primeras décadas del siglo pasado, Porter combinó sus romances homosexuales con lugares soñados para vivir: de París a Venecia, a Nueva York, acompañado por una bella mujer quien además de pertenecer a los más afamados círculos del jet set aprendió a tolerar ser querida en segundos planos, siempre impulsándolo a los terrenos de la gloria musical. La de Porter fue una vida soñada, de los mejores eventos sociales, a la fama en Broadway, como musicalizador teatral.
Sin proponer un tema nuevo (Night and Day, de Michael Curtiz en 1946, ya habíase ocupado de este menester) la película semi biográfica de Irwin Winkler (de quien recuerdo At first sight, sobre un romance con ceguera de por medio entre Mira Sorvino y Val Kilmer) atrapa por la narrativa que emplea para ubicar al personaje: todo es un montaje, Porter es testigo de su propia obra, su cumbre, su fracaso. Ante sus ojos y por tanto, del espectador, desfilan quienes le rodearon, quienes le amaron, quienes lo construyeron. Y como aún peco de haberme extasiado por el oscareado Chicago de Rob Marshall (2002), De-Lovely no podía haberme encantado más, tras convertirse en un semi-musical montado en teatro y luego en cine, con los dos planos narrativos que se manejan, más la espléndida fotografía, la guapísima (insisto) Ashley, la estupenda caracterización, ambientación y maquillaje ("el paso" de los años en los mismos actores), la espacialidad lograda en la edición... una cinta redonda.
Es el tipo de películas por las que uno quisiera ser homenajeado. El tipo de obras por las que quisiera ser recordado. El tipo de legado por el que pudiera decirse que se trascendió durante el paso por este mundo. El tipo de amor por el que valiera la pena arriesgar y arriesgarse.
Para quienes apenas nos enteramos de la obra de Cole Porter (no así la discografía de los artistas contemporáneos ya mencionados que dan vida a las piezas musicales), seguro se trata de una muy buena inducción. Quienes ya pasaron por ese proceso, conformará una aceptable remembranza de muchos de sus éxitos.

lunes, diciembre 06, 2004

Chico, amarillo y superhéroe


¡Más absorbente! ¡Y no es papel higiénico!

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Hace un par de años que voluntariamente, decidí alejarme de los contenidos de la televisión. De las caricaturas, ni se diga. Nada como aquellos tiempos donde sentarme frente a la tele de bulbos para ver He-Man o las sesiones de Thundercats y Mazzinger Z. Vaya, hasta me tocó los mega dramas de Remi, Sandy Belle, Lula Belle e incluso Belle y Sebastian. Todos ellos se acabaron.
Pero cuando vi por primera vez el trailer de Bob Esponja: la película (
The SpongeBob SquarePants Movie. Hillenburg, 2004), reí tanto con las tarugadas de Patricio (la estrella) del tipo "me encanta estar morado" y los gestos del propio monete cuadrado amarillo que, sin saber nada en absoluto de la caricatura, morí de ganas por ir a ver la cinta en su fin de semana de estreno. Lo logré hoy.

Nada complicado, ni desde la animación (2D combinada eventualmente con humanos. David Hasselhoff tiene un cameo, por cierto...), ni la historia (el "héroe" local repentino que afronta un reto acompañado de su fiel patiño) ni nada. Es totalmente una película para llegar relajadísimo al cine y dejar que eventualmente los monitos atrapen con ocurrentes gags (Bob armando su cuadrado traje tras salir de la regadera, Patricio volando desnudo con una bandera en el trasero, la "borrachera" con helado de cacahuate, la esposa "robot" casada con el Plankton).
Ahora que, si se ve desde otro punto, la premisa frustrante de la que parte la historia (el hecho de que Bob no sea nombrado gerente de la nueva sucursal del restaurante donde trabaja, "Krusty Krab") puede ir más allá de la simple aventura: la esponja y su cuate son vistos como los "chicos" que no actúan con la madurez necesaria para encarar responsabilidades mayores. Serán los reprimidos hasta que no demuestren lo contrario, con todo y la ayudadita de una princesa, que en la versión en inglés encarna -por medio de su voz- Scarlett Johansson.

Quienes vieron antes y deseen usar de referente comparativo cintas como El Espanta Tiburones (Shark Tale. Bergeron, Jenson, 2004) o más atrás Buscando a Nemo (Finding Nemo. Stanton, Unkrich, 2003), más vale evitarlas. La de Bob Esponja, tal como sucedió como con los Rugrats en su momento (The Rugrats Movie. Kovalyov, Virgien, 1998) no va más allá de un episodio que pudiendo haber sido transmitido en Nickelodeon, soñó con ser llevado a cine, exitosamente. Probablemente venga una segunda parte y no más.
Quienes no habíamos conocido a la simpática esponjita y pagamos por el encuentro, seguramente fue suficiente. El resto de los fans, seguro quedarán complacidos por verlo en widescreen y pagarán por la secuela.

viernes, diciembre 03, 2004

María, llena tienes la panza


¿De veras me las tengo que tragar todas?
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Por casi nada pude haber ido a la premiere de esta cinta colombiana, coproducida por HBO films. Que bueno que no lo hice porque en su semana de estreno, en la primera oportunidad que tuve de verla, agarré patin con el nuevo círculo de cine, es decir Hola bonita y Un día en un cuarto de azotea. El resultado fue mejor de lo esperado. Como recomendación, no introduzcan nada de comida al cine, pueden salir con el estomago revuelto.
A los 17 años, María debe llevar dinero a su casa, de su móndrigo empleo como empacadora de rosas, para proveer no sólo a su madre, sino a su hermana que ya perdió adelantándose con un domingo siete. Su novio patán, quiere llevarla a vivir a su casa, tras enterarse que María está embarazada. En un bailongo, conoce a un lugareño que le consigue una nueva chamba: transportar cocaína en el estómago, empacada en salchichas de cuatro centímetros de largo por casi uno y medio largo. Debe transportarlas a Nueva York íntegras o su familia pagará las pérdidas.

María llena eres de gracia (Maria full of grace. Marston, 04) no se anda con rodeos. Su nóvel director, egresado de NYU va al grano, contando una de miles de historias que en realidad han ocurrido: transportar cocaína en el estómago, para luego defecarla una vez que pase de incógnito a los Estados Unidos. La crudeza de la historia, la cantidad de jovencitas, señoras y demás, que en un intento desesperado por salir de la pobreza, trabajan de "burros" o "mulas" para transportar drogas y así alcanzar el sueño americano, a cuenta de la propia vida, a cambio de algunos miles de dólares.
Me costó trabajo encontrar uno, pero aqui comparto un caso real, aquí comparto la noticia de un "Tico Burro" arrestado en Puerto Rico por posesión de droga en el estómago. Si en la película se ve atroz cómo María apenas aguanta un par de decenas de salchichas, el "burro" de la noticia, se aventó 100. Leer para creer.
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Para quienes buscan una "opción diferente", la cadena de cines de los Ramírez se inventó el concepto "otro enfoque ", donde prometen exhibir películas como la aquí en cuestión, de carácter independiente y multivitoreadas en circuitos de exhibición internacional. Cinemex ya también ha vendido su propio concepto de cine de arte (aunque para verlo haya que trasladarse hasta Mazaryk). Nada como ir al Lumiere Reforma, más céntrico, más incómodo. Con la ventaja de salir y poder caminar hacia la Diana cazadora o el Angel de la Independencia. Más en este tiempo, hay que disfrutar la iluminación navideña en los alrededores.

jueves, diciembre 02, 2004

Nieve 3D


¿Qué *!#@?/|"^~¨ hago de nuevo en este
*!#@?/|"^~¨ blog?
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Desde hace un par de años, noviembre se ha convertido en el mes que más deseo acabe rápido, para así llegar a diciembre y convertir todo en fiesta. Aunado a las películas pre-navideñas que por estas fechas rondan en cartelera, ello provoca que la parafernalia decembrina se adelante por más de un mes (¡en octubre ya había comido pan de muerto y arbolitos de navidad juntos!).
De mi vaga memoria, dos películas han marcado el inicio de la temporada: Serendipity (Chelsom, 01), sobre una pareja que casualmente se conoce durante las compras navideñas, dejando al destino un posible reencuentro y Love Actually (Curtis, 03), mezcla de ocho historias de parejas que lidian con el amor, incluyendo al primer ministro británico que se enamora de su asistente, previo a Navidad.

Este año, la película que me ha marcado es The Polar Express (Zemeckis, 04), cuyo estreno en México se adelantó gracias a la introducción de la pantalla IMAX 3D en Cultisur (el término es del maestro Jorge Ayala Blanco). Escéptico a toda probabilidad de salir asombrado por la tecnología cuya localidad cuesta 70 pesos, salí maravillado. De haber estirado la mano, casi pude haber conocido la nieve cayendo del cielo o chocar con la punta del furgón. La magia de la historia, combinada con los indispensables lentezotes oscuros de plástico que son proporcionados a la entrada y de una pantalla cuya longitud equivale a 10 automóviles, es sencillamente increíble, no hay nada que se le compare a obtener una perspectiva diferente de los escenarios y sentir que se es parte de él.
Si bien estaba un poco renuente en “ver” actuar a un Tom Hanks trazado (más bien, modelado) en 3D y acaso a escucharlo (lo cual no es posible debido al doblaje en español), mi prejuicio se disolvió una vez que arrancó el tren. Y con él, las secuencias musicales (las hay), la coreografía de los meseros sirviendo chocolate (genial), las cumbres vertiginosas por donde atraviesa el ferrocarril (que emula una aventura en montaña rusa) y, por supuesto, la llegada al polo norte, en una imaginería cuyo propósito no es sólo entretener, sino en el mejor de los casos, recuperar la alegría, el ánimo y la posible esperanza, que esta temporada trae consigo.
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Para tod@s l@s grinchs amargados y dramáticos con tanta pesadumbre, no les caería nada mal ir a ver The Polar Express. De veritas. Y si al término de la función les es posible ir a pararse a cualquier mercado navideño y por lo menos quedar expectantes ante lucecitas y adornos, vivirán que es posible cambiar de ánimos y pareceres. Me consta que una noche de tianguis navideño puede hacer maravillas.

miércoles, diciembre 01, 2004

Box ofis 27-28|nov|04



Regularmente no hago mucho con el box office (osea, el reporte de taquilla de la ciudad de México) que lunes a lunes me envía mi cuate Erico "Epi" Arcos, quien trabaja en Argos (su nombre ya lo verán en los créditos de El Marlboro y el Cucú, ópera prima de Javier Patrón "Fox". Pronto). Generalmente voy contra corriente del mismo, a sabiendas que los grandes blockbuster se comerán a las películas que estrenan con la décima parte, o menos, de copias que ellas.
A sabiendas también que esta información es estrictamente confidencial, con derechos reservados y toda la cosa, compartiré a grandes rasgos los ingresos en taquilla y, sobre todo, el número de espectadores que asistieron a ver la misma película en el periodo indicado. O sea, es meramente referencial. Divertido es atinarle cuál será la película de mejor apertura. El número que antecede a la película es su posición en el ranking. Ojalá, querido lector, sea la información de su agrado.
















































Película
Ingreso
Copias
Asistentes
1. El Expreso Polar



17 millones
330





2. El diario de la Princesa 2



4 millones
281
438 mil
3. Celular



3 millones y medio
194





4. Bridget Jones 2: Al borde de la razón



3 millones 400 mil lucas
145
83 mil
5. Santos Peregrinos



casi 3 millones!
190!
81 mil!
29. Cero y van cuatro
(pre estreno)




157 mil pesitos
137
tres mil 900
32. Temporada de patos



118 mil
15
203 mil (acumulado)