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viernes, julio 08, 2005

Fantástica incursión

Superhéroes por accidente, sin máscaras. Y en pleno NY © 20th Century Fox Film
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Creo que cualquiera de nosotros, por lo menos las personas que acuden a este blog y quienes forman parte de mi generación (más menos algunas horas), tenemos un mínimo de información indispensable sobre cómics, personajes y leyendas en torno a estos. Si bien soy fan declarado de Marvel Comics, al igual que los actores que dan vida a Fantastic Four, cinta de estreno este fin de semana en todo el mundo, no conocía a fondo su origen. Y tras ver la película ni falta que hizo.
Érase una vez Reed Richards (el británico Ioan Gruffudd) un genio de la física y las matemáticas, capaz de darles clase a sus maestros en el MIT, siempre acompañado por su fiel amigo Ben Grimm (Michael Chiklin), de oficio, astronauta. Victor Von Doom (Julian McMahon), su eterno rival, no sólo ha conseguido crear una fortuna sino tener cerca a la mujer que quiera, p´al caso a Sue Storm (Jessica Alba, bastante más hermosa en persona), otrora galana de Richards, cuyo hermano Johnny (Chris Evans, bastante más introvertido en persona) trabaja para la corporación del emigrante de Latveria.
El mínimo indispensable al que me refería y que se requiere saber sobre estos cinco personajes es que, luego de haber emprendido una travesía espacial en la que cierta tormenta solar alteró su ADN de por vida, se han convertido en fenómenos y nuevas figuras públicas, cuya identidad no puede ser ocultada debajo de ninguna máscara. Y a su regreso a Nueva York, donde habitan, su sola presencia dará de qué hablar.
Al director Tim Story lo único que le conocía fue el fallido remake de Taxi, cinta cuyos derechos originales propiedad de Luc Besson los prestó en un delirius para que aquel la desarmara (con un exageradamente tarugo Jimmy Fallon y una tremendamente hombruna Queen Latifah). Pero cuando se es un verdadero fan de personajes de historietas que te han marcado desde la infancia y cuya vida en papel se presta para que se sueñe con ser o convertirse, algún día, en superhéroe de carne y hueso, ocurre una maravilla como vemos en Fantastic Four (y si no pregúntenle a Sam Raimi sobre la franquicia de Spider Man).

¿Y tú creías tener problemas por estar feo? Pregúntale a La Mole © 20th Century Fox Film
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La primera y creo, más atinada elección, fue el casting. A estas alturas recuerdo haber despotricado un poco en contra del mismo, cuando tuve oportunidad de ver aquellas primeras fotos de los cuatro, enfundados en sus clásicos trajes azules (que han de saber, son más inteligentes que el edificio de Movistar en Santa Fe, pues sus moléculas son adaptables a los cuerpos de quien los porta). Verlos actuar, desenvolverse como los jóvenes que son (en mi caso, estuve siempre acostumbrado a ver a los Cuatro Fantásticos como unos personajes bastante mayorcitos) es el gran éxito de la historia.
Si bien esta cinta debe mostrar un inicio donde se establecen las bases del por qué ocurre la transformación (y el para qué), el espectador tiene la oportunidad de regresar el comic a sus orígenes (1961, cuando Stan Lee se unió a Jack Kirby para crear al primer grupo de poderosos como una familia), cuando un Richards más chavo (pero con algunas canas en sus costados) sigue haciendo cálculos de cada palabra que dice mientras una ejemplar Sue se le escurre ante sí... cuando un Johnny anda de Romeo por todos lados y agarrando de bajada a Ben Grimm cada que le es posible.
Prepárese entonces para una cinta bastante jovial, sumamente cómica (cuando la situación lo merece), impecable en efectos especiales y con toda la magia de Marvel, la misma que repetiré hasta el cansancio y que tiene que ver con la cercanía de sus personajes a la realidad cotidiana del mundo en que vivimos (no el de maquetas ni de ciudades ficticias): en este caso, Nueva York vuelve a convertirse en la sede y residencia del equipo con todo y edificio Baxter hipotecado, pues Richards está bastante más quebrado que su rival, Von Doom.
Cabe destacar que los Cuatro Fantásticos son el tipo de héroes convertidos por accidente (ninguno de ellos tuvo cursi-entrenamientos-Jedi o retiros a la montaña para ponerse machines) que ni lo deseaban ni tienen por qué ocultarlo. Tampoco necesitan cinturones abarrotados de herramientitas para hacer su chamba. Es más, la preocupación es tal que, al regreso de la tormenta solar, Richards se da a la tarea de explicar el fenómeno y tratar de revertirlo, mientras Johnny le da vuelo a la hilacha y se encarga de correo la voz que han llegado para quedarse. Y es el único a quien le hace feliz el cambio (no así a La Mole, quien a su regreso lo deja su esposa y más tarde, en una jocosa-vertiginosa secuencia, salva a un tipo del suicidio en pleno Brooklyn cuando medita qué diablos le pasó y por qué se volvió en tan horrible criatura).
Agradezco así que La Mole no haya sido generada por computadora (y que Chiklin haya pagado el costo de dos horas de maquillaje y muchos kilos menos); que la transformación maligna del Dr. Doom sea gradual como su espléndido maquillaje; que la Antorcha Humana tenga esos bríos y chispa capaz de generar flamazos durante toda la cinta para mantener el lado cómico y finalmente, que el reparto haya firmado contrato por tres películas, lo que garantizará una corrida de aventuras por algún rato, mientras se alterna con secuelas de otros personajes también de la compañía (como X-Men o el mismo spidey).
Para finalizar sólo pregunto ¿Cuándo habrá un crossover entre los múltiples personajes de Marvel que han sido afortunados en tener su propia película?

Ahora que en las noticias hay puras buenas nuevas, de la distribuidora 20th Century Fox
nos enteramos que la campaña publicitaria de F4 fue clausurada por la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi), del gobierno capitalino. La brillante idea de insertar a los personajes en los puestos de revistas quedó mermada con la banda blanca. ¿Por qué a Bejarano lo dejan libre y a La Mole, bastante más inofensivo, no lo dejan salir de los kioscos?

1 Comments:

  • no puedo creer que alabes el casting de estam de por sí, pésima cinta. Si algo es peor que la dirección y las actuaciones es el casting ¿Quién quiere ver a Sue Storm, la típica american girl next door, interpretada por una latina apretadita con tinte rubio en el pelo? O a Reed Richards como un inglés sin personalidad.

    A mi parecer el casting es de los más desaforrunados que ha habido en esta interminable zaga de comics llevados a la pantalla grande, incluyéndo a Ben Afleck en Daredevil.

    By Blogger reja, at 12:49 p.m.  

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