Cinexcusas - Reseñas, premieres y lo que se acumule!

jueves, junio 16, 2005

Batman Begins o la película que nos debían


Un nuevo héroe sobrevuela Chicago... o Ciudad Gótica, p´al caso.
© Warner Bros
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Hacía ya meses que no me metía con la barriada al cine, en miércoles de descuentazo. Tuve que hacerlo luego de quedarme fuera de la premiere de Batman Begins, el "oscurantísimo" regreso de DC Comics al celuloide con una franquicia que ni ellos mismos quisieron revivir hasta no tener certeza de hacer un producto de mejor calidad.
Así me la rifé en una larga fila de insóplidos que en las manos cargaban con todo y chamaco-itacate-palomero-nachero-jochero con vasos metalizados bien trendy con la figurita de la película. La gran parte de ellos aplaudieron el final. Ese fue el precio de haber ido ayer al cine.
Pero bueno, lejos de la anécdota, a inicios de este 2005, cuando salió el poster teaser de la cinta, me preguntaba si este regreso tendría a bien reivindicar al personaje del atormentado Bruce Wayne, quien se había representado en todo un verdadero jolgorio que pecaba de villanos e historias insulsas (con todo y sus antenitas sacudiéndose en intensos vaivenes mientras corría detrás del frío malo -ahora convertido en gobernator- en Batman and Robin. -Schumacher, 97-). La promesa de endilgar el muertito a un joven director británico como Christopher Nolan proporcionaba respiros a boca abierta. Sin embargo...
Desde la estética de la cortinilla inicial, hay elementos que parecen copiados de Marvel Comics. Ciudad Gótica dejó de ser la tan acartonada y elevada ciudad de estudio para convertirse en un nocturno Chicago, violento, inseguro como el D.F., pestilente e indigente. Pero eso sí, con segundos y terceros pisos donde corre un monoriel, invento del mismísimo Thomas Wayne. Y para mayor osadía, en el epicentro del lugar se erige el monumento al imperialismo de dicha familia, además de las tuberías del agua (?)
Pero aún cuando los creativos de DC Comics se quieran poner las pilas, ni recurriendo a que Bruce Wayne es un mortal (eso sí, ricachón, de cuyo futuro ni ha de preocuparse y que en sus ratos de playboy puede incluso comprarle emporios hoteleros a símiles de los Hilton), Batman podrá parecerse en complejidad, a la sencillez y cotidianidad que enfrentan los personajes de la compañía de enfrente.
Y si de algo se prendió el director Christopher Nolan, fue precisamente de un rasgo humano para tratar de convencer que su cinta es chida -oscura, como seguramente rezan todas las reseñas del momento- y todo lo que se haya hecho atrás, muy atrás (incluyendo la panza de Adam West) no tiene nada que ver.
Estoy hablando del miedo. Del temor de Bruce Wayne a los murciélagos. El mismo miedo que quiere infundir en los criminales a los que vencerá. El miedo que conoció mediante un choque de frente, con la que se convertiría en la mismísima baticueva. Y por quien no lo sabía, en los orígenes, entrenamiento y hasta primer amor de Wayne está basada esta cinta, a todas luces, de mejor manufactura que lo que hubo detrás (sólo el primer Batman de Tim Burton alcanza a defenderse, créanme).
Ahora bien, alguien respóndame una inconsistencia entre este "presente" y la filmografía pasada: ¿no era el Guasón el responsable del homicidio de los papás de Bruce Wayne? ¿Tendremos que soplarnos ahora pre-pre-pre cuelas para justificar los errores de la filmografía anterior?
De aplaudirse el casting, con unos efectivísimos Michael Caine (como el inseparable mayordomo Alfred) y Morgan Freeman (mente ejecutora de las armas y nuevo batimóvil seudo-hummer-acorazado-de-guerra). Liam Neeson (Ducard, guerrero de la Legión de las Sombras que entrena a Bruce muy al estilo de Qui Gon Jinn con Obi Wan); Christian Bale en el estelar sí es un Batman diferente aunque por la fuerza deba hacer más aguardientosa la voz enfundado en el traje de kevlar. Y Katie Holmes... se ve muy linda, pero nada más.
¿Conclusión? Desde el título, esta es la película que a los seguidores del personaje alado quedaron a debernos hace ya 15 años, antes de lo que hizo Tim Burton. Sin embargo, a pesar de lo "atractivo" y "diferente" de la cinta, me queda una sensación que DC Comics llega tarde cuando gran parte del pastel ya se lo ha comido Marvel (la expectativa por su siguiente apuesta, Fantastic Four es enorme).
Y si comparamos el grado de identificación que el espectador encuentra cuando el comic brinca a la pantalla grande, tratando de convencer que su vida es como la de cualquier otro simple mortal que se enamora, lo zapean y hasta lo manda a volar la galana... me quedo con Marvel. Pero no por ello no compré mi gorra con el pin de Batman Begins.