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domingo, mayo 15, 2005

Pijamada: para re-matar las teen movies


Tal cual, para echarla a la basura. A menos que sea posible reciclar las latas de película para filmar otra cosa... © Metro Goldwyn Mayer
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Amables lectores: esta es una de las tantas ocasiones que doy gracias por (1) no haber pagado para ver una insulsa película que a todas voces anuncia su pobreza (o virtudes, según se vea) y (2), haber necesitado una dosis de baba de perico para, por lo menos, distraer la pupila un rato.
En el último día de clases antes de brincar a su siguiente periodo escolar en el high school y enfrentar la crisis de una muy pero muy baja popularidad, Julie (Alexa Vega, la escuincla omnipoderosa de Spy Kids) organiza una pijamada en su casa con tres de sus amiguis (incluyendo la clásica regordeta humillada que ingresa por convocatoria cuasi involuntaria). Entradas en materia, la espiritifláutica y populachona Staci (Sara Paxton), otrora amiga de la orquestadora de dicha reunión, la reta a realizar un rally ofreciendo como premio el mejor y más ridículo lugar para tener el lunch, una vez que ingresen al high (o como diría Doña Ellie, a la jai)...
Si a estas alturas se han preguntado en qué momento aparece Lindsay Lohan en algún rol estelar ¡nada! Pijamada (Sleepover) efectivamente se suma a una gran lista de cintas sobre escuinclas que buscan ser populares a toda costa, ganarse a los galanes más codiciados y mameyes del lugar mientras se rifan el pellejo en diferentes e inverosímiles momentos (como volarle los chones al susodicho), nada más que en esta ocasión tanto el reparto, como la historia en sí, no ofrece ni propone algo del mas mínimo valor.
Para colmo, el director debutante
Joe Nussbaum -quien tiene apenas en su haber el cortometraje George Lucas in love (?)- cae en los perfectos clichés de las teen movies con todo y pastelazo incluido: el hermano bastardo (y para colmo huevón, mantenido, que ha dejado los estudios universitarios); la mamá mojigata que prohibe a la hija salir de noche mientras ella le da vuelo a la hilacha; el papá-McGuiver cuyo campo de visión no va más allá de su nariz; el policía-retrasado-mental del barrio (inspiradísimo pero lejano a los gestos del Jim Carrey Farrelliesco de Me, myself & Irene) que vuelve a poner en evidencia la ineptitud del sistema judicial americano; los greñudos eskatos antihéroes apenas útiles para estorbar; el clásico maestro-nerd sin vida social y así, ad infinitum de la peor clase que se haya visto jamás.
¿Quién en su sano juicio en 2004 sigue cantando rolas de las Spice Girls como si fuera éxito del momento? ¿Qué fregada nueva fórmula basada en Cenicienta con todo y noche de baile puede tragarse visualmente sin agruras? ¿Por qué se insiste en que las flacas corren mejor suerte y las gorditas sólo sirven "para detener las puertas"? ¿Qué significa ese momento de alta promiscuidad on-line a través de "datesafe.com" en tiempos de hi5.com o match.com?
Tristemente Pijamada entra tarde a la competencia en este tipo de películas, pues la camada de actores jóvenes que lo mismo enfrentan crisis de novatada sexual (American Pie), superación profesional (Legally Blonde) revanchismo colegial y popularidad (Mean Girls, Confessions of a Teenage Drama Queen) ya le llevan mucho tiempo de ventaja y mejores presupuestos para su realización.
Véase a riesgo de perder integridad neuronal o, tal como fue mi segunda opción, echar a andar el mero acto de persistencia retineana que da origen a la magia del cine.