Cinexcusas - Reseñas, premieres y lo que se acumule!

domingo, junio 05, 2005

Al otro lado... de los charcos


México, Cuba, Marruecos. ¿Hay mejor vida del otro lado del mar? © Cortesía Decine

____________________
Correspondiente a una oleada de visiones internacionales donde el común denominador es la infancia cercenada por la peidofilia, la violencia física y/o sicológica o el abandono, es de notar que un mexicano como Gustavo Loza, que desde su arriesgada ópera prima decidió enfocarse al público infantil (me refiero a Atlético San Pancho, hace cuatro años), regrese con un segundo trabajo justo en esta última vertiente, acobijado por el UNICEF y el Fidecine para concretar una triada de historias.
En Al otro lado, cinta que se estrena comercialmente en este fin de semana, conviven tres historias sobre la infancia interrumpida, aquella donde la figura patriarcal se encuentra ausente, sea por la búsqueda de un mejor nivel de bienestar (la migración a tierra más pudiente) o el completo abandono.
Enclavado a las orillas del lago Zirahuén, Michoacán (estado que junto con Jalisco y Guanajuato concentró la tercera parte de los emigrantes a Estados Unidos durante el quinquenio 1995-2000, según un estudio del Senado mexicano), Prisciliano ve partir a su padre “al otro lado”, a escasos días de su cumpleaños y quedando como el "hombre de la casa". Rodeado de viejos borrachos a quienes la vida les ha pasado por alto frente a los ojos (incluyendo a su tío, un Héctor Suárez que brinda un estupendo soporte a la historia), ve fácil su destino en tanto logre llegar al otro lado, pero del lago, en una esperanza de alcanzar a su padre.
De México la esperanza viaja a Cuba, donde Angel, un segundo menor de edad, intenta emprender a nado una travesía por el Atlántico hasta Nueva Yolk, donde la estatua de la libertad sería el emblema que le hiciera saberse en la tierra de la prosperidad en la cual encontrar a su desconocido padre.
La triada de historias se completa con Fátima, una decidida niña marroquí cuyo padre partió hace siete años a Málaga, España, en búsqueda de trabajo. Para ella, llegar “al otro lado” pero del Mediterráneo, resultará una empresa nada sencilla, de la cual escapará venturosamente de manos de una red de prostitución infantil.
En Al otro lado las historias no se lazan entre sí, al menos no a nivel de sus personajes. Probablemente una de sus más grandes flaquezas sea mostrar estos pasajes donde a final de cuentas hay vencedores y vencidos y tal vez por caminos muy fáciles (ojo a la fantasía en la "leyenda" de Eréndira, una princesa purépecha y a la filatropía de la española que lidera una banda de traficantes). Sin duda, su más grande virtud, como en todas las películas –bien logradas- que atacan a este público, son los niños, quienes afloran naturalmente sin cuadrarse como actores frente a una cámara.
En el cine mexicano reciente encontramos dos cintas cuya naturaleza está enfocada al público infantil. La más reciente fue Voces inocentes, de Luis Mandoki, donde por los ojos y el corazón de Chava (el menor Carlos Padilla) vemos la guerrilla salvadorense en tiempos del Frente de Salvación ochentero, así como el horror de, nuevamente, una infancia cercenada, a causa del terrorismo. El segundo ejemplo ocurre en Carlos Bolado, quien haciendo mancuerna internacional al lado de B. Z. Goldberg y Justine Shapiro, construyeron con Promises (2001), un docudrama donde los directores lograron reunir a niños judíos y palestinos cuyas ideologías han permanecido en guerra por años. Me remito a ambos ejemplos sin contar la ópera prima del propio Loza, que en 2001 inyectara gran cantidad de promoción-promocionales vía un refresco de Cola, para hundirse en taquilla con una pretenciosa-inocentona historia panbolera infantil de llano.
De ahí en fuera, párele de contar, querido lector. No hay más cine nacional que para bien o para mal, busque no sólo interesar al público infantil, sino también pretenda reunir a la familia mexicana en un buen rato para quedarse pensando en la importancia de mantenerse unidos (y eso que Al otro lado no se estrenó en pleno "Día de la familia", lo que probablemente pudo haber sido un gancho mercadológico efectivo).
Es por ello, que celebro el regreso de un creador como Gustavo Loza con Al otro lado, una cinta dedicada a sus propios hijos mucho más conciente, más madura y que, a la vanguardia que otros directores en el mundo, contribuye con su granito de arena (¿o debiera decir fotograma en celuloide?) para plasmar efectivamente tres historias de infancia cercenada. Y de aquí, las que se sigan acumulando.

1 Comments:

Publicar un comentario

<< Home