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viernes, mayo 20, 2005

Real Mix. El referente cinematográfico lésbico-gay


Si la comunidad ha salido del clóset ¿Por qué su cine no? © Cortesía Real Mix

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Mientras George Lucas se regodea por tener a su Episodio III en las mejores salas de cuanto complejo cinematográfico adquirió la cinta para exhibirla por un gran número de semanas, cabe hacer una pausa para hablar de mejores alternativas en cines que se alejan del imperio comercial en estos días.
Displays enteros con VCDs y DVDs piratas inundan las banquetas de la ciudad. Sin escarbarle mucho, ahí, escondidos o exhibidos sin el menor pudor, brincan títulos de pornografía barata, la infinidad de "cámaras ocultas" en cuanto motel de paso existe en la ciudad (catalogados por colonias) y hasta zoofilia. Pero en un lugar bien reservado para conocedores, se encuentra una infinidad de títulos producto de la cinematografía cuyo género se ha avocado a la homosexualidad.
Desde 1997, el Festival Mix se ha convertido en el epicentro de esta cinematografía en Hispanoamérica. Hoy, llega a su novena edición titulada Real Mix, donde según su director general Arturo Castelán (activo promotor de esta apertura, baste referirse a su tarea en la Cooperativa Morelos, de donde se desprendió la multipremiada Mil nubes de paz cercan el cielo, amor, jamás acabarás de ser amor... de Julián Hernández) hay que "despojarse de tapujos", "así como es".
Hasta el próximo 2 de junio en la Cineteca Nacional, el Centro Cultural Universitario, Cinematógrafo del Chopo, la Biblioteca de México y el Cine Morelos en Cuernavaca, se proyectarán más de 100 trabajos en cine y video, largos y cortometrajes, que ahondarán en este género que, como los vastos sectores que lo resguardan, no pueden contenerse más ni mucho menos descalificarse.

Otorga IMCINE visto bueno al género
En la sesión que dio inicio a las actividades de Real Mix, fue presentado el cortometraje David de Roberto Fiesco, ganador del cuarto concurso nacional de guiones de corto y primero de su tipo, cuya temática de apertura sexual (un encuentro casual que termina en un hotelazo entre un señor y un joven estudiante mudo) no fue impedimento para recibir el apoyo por parte del Estado.
Acto seguido, ocurrió el estreno de Historias del desencanto, bajo el guión y la dirección de Alejandro Valle, situado en un limbo entre los siglos XX y XXI. Una triada de seudo artistas enfrentan la soledad que trajo consigo el cambio de milenio, aunado a sus desgracias personales: Ainda (Fabiana Perzábal) acaba de perder a su fanático-del-sexo-grabado-marido en un accidente automovilístico; Diego (Mario Oliver) es un video artista inocentón que junto a Ximena (Jimena Ayala, la chavita de Perfume de Violetas) la hará despertar su apetito sexual en plena edad de la punzada. Todos formarán una amorosa triada cuya repartición de cariños los hará objeto de envidias y disputas.
Empleando una gran paleta de colores para ambientar las situaciones (verdes, azules, amarillos intensos) y recreando momentos claves de la historia mediante efectivas animaciones (ojo a la secuencia del choque, a las disolvencias piel-huesos del occiso), el director arriesga en una cinta nada sencilla, demasiado retórica, muy lejana de esquemas comerciales baratos y sin los tapujos para exhibir abiertamente el deseo sexual de sus caracteres, salpicados con interesantes cameos (veáse Diego Luna en uno de ellos) buenos brotes de humor, unos más detallados (Teresa Rábago como la bruja omnipotente es genial) y otros plenamente grotescos (el corazón en 3D que "sale" del pecho de Diego para hacerle sus reproches y hasta echarse un palomazo).
Por escondido, aún cuando ya no hay nada qué tapar ni por qué continuar dentro de un clóset. Por poco exhibido, el cine lésbico-gay es, como cualquier otra cinematografía, para apreciarse y conocer la visión del mundo que sobre éste tienen sus creadores. Y en ello radica el éxito probado (baste ver cómo se abarrotan las salas) que hoy ofrece el Festival Mix.