Cinexcusas - Reseñas, premieres y lo que se acumule!

lunes, febrero 28, 2005

Oscar 2005: Eastwood predica con la defensa


Pocas veces se le puede dar gusto a todos... © AMPAS
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Mo Cuishle. Una vez más, la deuda es con Martin Scorsese, luego de que parecía, que su aviador volaría alto. Y con Annete Bening, quien volvió a quedar knockeada por Hilary Swank. Por lo demás, Million Dollar Baby cumplió con la amenaza, sobre todo de los últimos pronósticos, y se llevó la noche en la pasada entrega de los premios Oscar... la número 77, la "última", como dijo Chris Rock, su presentador.
Desde este mismo personaje y el Oscar a Morgan Freeman como actor de soporte (con él, Million Dollar empezaba a delinear la noche), se percibía menos espasmo en torno a los actores de color, como fuera en otras ocasiones, otras entregas. El galardón a Jamie Foxx también estaba obligado (de dos nominaciones no era como echarse un chin chan pú. Para este era el favorito). Halle Berry no podía no ser presentadora.
La casi ninguneada Sideways se salió con el premio a mejor guión adaptado, y el loco de Charlie Kauffman brincó al escenario para agradecer el ídem, a guión original, por la altamente disfrutable Eternal sunshine of a spotless mind. Y tuvieron que conformarse con eso.
De Mar adentro, ni qué decir, mi pronóstico también funcionó, sin menospreciar el gran trabajo que sus competidores ofreció en la categoría de mejor película extranjera. Ojalá pronto las distribuidoras se animen a exhibir estos trabajos en nuestro país así como la serie de documentales nominados, de los cuales sólo uno hemos tenido oportunidad de ver, el de Morgan Spurlock en Super size me...
En el zapping, la ventaneable de Mónica Garza que transmitía en TV Azteca, cometió la gran burrada de decir que Alejandro Amenábar ya había sido reconocido por su trabajo en Las Horas. Ni su acompañante ahí presente (uno del clan de los Sarmiento) se dio cuenta de su grave error. Por fortuna fue Esteban Macías, desde la alfombra roja, aclaró este error, tal vez minúsculo para quienes no les interesa tanto el mundo del cine. Y por cierto, fue él quien en una serie de especiales sobre el Oscar dijo que no sabía por qué nominaron a Clint Eastwood como mejor director. Una razón de más por la que no veo televisión.
Pero bueno, esto no es blog de chismes. Qué bueno que ganó la triada de Million Dollar, qué mejor que haya ganado la rola Al otro lado del río de Jorge Drexler, quien se salió con la suya y no sólo le canto a la Academia, sino a todo el mundo que lo vimos (mucho mejor que el propio Antonio Banderas)... Insuperable la presencia latina ( Amenábar posiciona nuevamente el cine español), con las próximas Bandidas de Salma Hayek y Penélope Cruz.

Fue una entrega impredecible, emocionante. Increíble para
Brad Bird y la familia de Los Increíbles, provenientes del mejor estudio de efectos en toda la tierra (¿alguna duda sobre Pixar?). Nostálgica como siempre que se recuerdan a los caídos. Imposible no comentarla pero también ya es hora de dormir para quienes no estuvimos presentes en la after-party. Algún día.


Para consultar la lista completa de ganadores, click aquí.

viernes, febrero 25, 2005

Road movie a la perdición


Dos súper losers en el road movie que cambiará sus vidas... por medio de alcohol y mujeres. © 20th Century Fox Film

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Desde que vi American Splendor (Springer & Pulcini, 03), basada en la vida del súper loser Harvey Keater, quien encontró la fortuna adaptando su fracasada vida en cómics, no puedo quitarme esa imagen del actor Paul Giamatti. Y no porque su carrera así lo sea, sino porque este rol le queda a la perfección.
En Entre copas (Sideways. Payne, 04) no es la excepción. A una semana de la boda de Jack (Thomas Haden Church) su mejor amigo, mediocre actor dedicado ahora a intepretar comerciales, Miles (Giamatti), frustradísimo escritor a quien aún le pesa el divorcio de hace dos años, decide raptarlo y emprender un recorrido por cuanto viñedo se encuentren en California. Para Miles, será la oportunidad de demostrar su sabiduría en la cata y aprovecharla para ahogar sus penas. En el caso de Jack, es decididamente la última puerta abierta a la promiscuidad. Sin advertirlo, el viaje de sábado a viernes será para ambos, el definitorio de sus vidas.
Al director Alexander Payne parece que le gustan las historias de tipos cuyas vidas parecen perder sentido cuando apenas van a la mitad del camino. Desde la estupenda About Schmidt (02), donde en los días posteriores a su jubilación aparece un Jack Nicholson reencontrándose a sí mismo (empleando al pequeño N Dugu, ¿lo recuerdan?) en un road movie, dejó clara su preferencia hacia este modo de contar historias. Sideways camina por los mismos senderos, Payne conduce a sus actores, los empuja a su realización, a volverse pertenecientes; los forza a asirse a lo que sea.
Una semana de un viaje irreal, de reencuentros con viejos atractivos e idilios pendientes (Maya, la mesera que también sabe de vinos mientras estudia su maestría), de fabricar pasiones con las lugareñas (Stephanie, la fogosa vendedora asiática) y de incluso querer cambiar el orden establecido. Es, a grandes rasgos, una paradoja sobre la encrucijada obligada que, a la mitad de la vida, todo humano está condenado a encarar.


Con el estreno de Sideways en México, dos días antes de los Oscares, se completa la terna de cintas nominadas a mejor película. © 20th Century Fox Film
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Ojalá Sideways, al igual que American Splendor, no se convierta en una de esas joyitas cinematográficas que permanecen escondida en rincones de la cartelera, por lo menos en nuestro país.

Veredicto: con todo y que compite por el Oscar a la mejor película, con cuatro rivales de peso completo, tiene mucho para colarse y eventualmente dar una sorpresa, aunque sin duda se trata de la cinta de menor presupuesto y ha sido más discreta en llamar la atención. Y si no en esta categoría, tal vez en la de mejor dirección, guión adaptado e incluso, actor y actriz de soporte. Por lo pronto, da gusto poder completar con ella, la gama de cintas nominadas a la estatuilla dorada que otorga la Academia americana. Corren sus apuestas.

lunes, febrero 21, 2005

En la vida se gana a madrazos


Cada uno de esta triada se encuentra nominado al Oscar en su respectiva categoría. Es Million Dollar Baby. © Warner Bros.
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A un derroido gimnasio dirigido por dos boxeadores retirados llega Maggy Fitzgerald, (Hilary Swank) una pueblerina mesera, dispuesta a convertirse en el azote femenino de las cuerdas. Para Frankie Dunn (Clint Eastwood) dueño del lugar, la empresa no tiene el más mínimo interés y desecha cualquier oportunidad de convertirse en su manager. Pero al ojo de Eddie “Scrap-Iron” (Morgan Freeman), cuidador del mismo sitio, el coraje de la muchachilla es digno de reconocerse y de seguirle la pista.
Así empieza Million Dollar Baby (insoportablemente doblada al español como
Golpes del destino), la multipremiada cinta del propio Clint Eastwood quien compite como mejor película y director en la 77 entrega de los premios Oscar. Aunque pareciera no importar al inicio, la historia es narrada por cuenta “Scrap”, pugilista retirado en su pelea 109 donde Frankie lo llevó al límite de la resistencia humana, y tras saber su derrota, salió a jugarse la vida por el triunfo, perdiendo un ojo y la posibilidad de salir airoso.
Frankie es como el padre de Eddie. Tras exponerlo en el ring, lo adopta y es quien no solo trapea y cuida el changarro, sino que vive en él, y se convierte en parte de su protección. Lo mismo lo regaña por solapar a Maggie o le da dinero para que se compre nuevos calcetines. Son dos boxeadores cuyas vidas estuvieron unidas en las esquinas del ring y más allá del mismo. Y están por recobrar el ánimo y la gana de demostrar lo fregones que son, entrenando a una chica que suelta golpes como patadas de burro, capaces de knockear a sus rivales antes de la primera campanada.
Million Dollar Baby no podía tener mejor reparto ni sus personajes podrían combinar mejor entre sí. Es de mencionar que esta triada se encuentra nominada en sus respectivas categorías, para los próximos oscares (mejor actor, actor de soporte y actriz). Sabemos que Frankie tiene una hija en algún lugar. Que le escribe cada semana y sus cartas son regresadas íntegramente a su domicilio. Que día a día, en las dos últimas dos décadas, acude a misa y hasta se mofa de los sermones.
Y lo que Eastwood logra con esta historia bajo su dirección, es unir la vida de la pueblerina con la del manager, más allá de lo deportivo. Se transforma en el espacio para cubrir su vacío afectivo y a la vez, el de la sed de triunfo, en el cual vaciará su experiencia como estratega y, del mismo modo que lo hizo con Eddie, la echará a la lumbre a sabiendas que una vez más, puede no salir airoso. Al final, la culpa la tienen todos y cada uno.



Todo se lo deben al reparto... y a la virgencita de Guadalupe. © Warner Bros.
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Hay un par de subtramas que parecieran minúsculas (la hija de Frankie, la madre y familia de Maggie y de paso, el chico retrasado que acude todos los días al gimnasio), pero que en la segunda mitad de la cinta regresan y se vuelven imperiosas de atender. Eastwood no deja cabos sin atar, del mismo modo como lo hiciera en Mystic River (2003) y para el momento en que se estrena esta cinta en nuestro país, parece de momento que incluye muchos temas recientemente vistos en pantalla (boxeadores, tetrapléjicos, eutanasia), sin dejar por ello de perder interés y esperar un knock out técnico hacia la resolución.
Si la relación Eastwood/Swank dentro y fuera del ring es de lo mejor en la cinta, esperen a ver el trato Eastwood/Freeman. A pesar de subirse al cuadrilátero y pelear con señoras malencaradas bravuconas y fornidas, la ganadora del Oscar por Boys don´t cry (Peirce, 99) luce guapísima, sin perder tantito su feminidad.

Veredicto: Million Dollar Baby se estrenó el pasado fin de semana y sólo queda en nuestro país una cinta más por verse (la menos popular, Sideways), para completar la terna de mejor película en la 77 entrega de los Oscares, el próximo domingo. No la tendrá nada fácil si es que la Academia se inclina por historias de personajes exitosos cuya vida íntima era un chiquero (la reciente muerte de Ray Charles pesa –dicen- en las apuestas por alzarse con la estatuilla dorada).
Como sea, Eastwood es franco con su historia y convence, aún cuando insisto, parecen haber muchas películas reunidas en una sola y justo ahora que las mujeres pasan por un gran momento deportivo en el escenario deportivo mundial.

miércoles, febrero 16, 2005

Box ofis @ 11-13 febrero 05´



Era más que evidente que frente a competidores como Mente Siniestra (Hide and Seek, de la cual puedo no compartir opiniones en cuanto a que se trate de un peliculón) y que el gran avance que ha tenido La Maldición (The Grudge) en las últimas semanas, desde su estreno, una cinta mexicana como Puños Rosas no iba a tener una decorosa apertura.
A pesar de ello, el box office del fin de semana pasado (que en esta ocasión llega involuntariamente tarde) la sitúa en el noveno lugar. Lo que más gusto me da, es que Voces Inocentes siga constante en un nada malo tercer sitio, por abajo de las dos cintas de horror que azotan a las salas de México y superando al mismo aviador de Scorsese (al menos en ingresos durante este periodo, no así en el público acumulado que ya la vio).
La cinta de Luis Mandoki ha sido vista casi por un millón de espectadores, lo cual si bien no es magnífico, a comparación de otras cintas como Temporada de Patos y Cero y van cuatro, que aún sobreviven en cartelera con algunas copias contadas con los dedos de la mano, esta cantidad es tres o casi cuatro veces mayor de lo que cada una han metido. No dejen de verla.
A continuación, las cifras que reportan los que se dedican a medir esto. Recuerden, las cifras están aproximadas.


Lugar Título [Ingreso1] (Asistentes2) Copias /Semanas
1. Mente Siniestra 19 millones 486 mil 338/1
2. La Maldición casi 6 millones un millón 200 mil! 264/3
3. Voces Inocentes 5 millones 700 mil 971 mil! 298/3
5. El Aviador 5 millones poquito más del millón 319/3
9. Puños Rosas un millón 400 mil 35 mil 127/1
39. Temporada de Patos 20 mil pesitos 261 mil 6/17
73. Cero y van cuatro mil 300 lucas casi 300 mil 1/10
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1,2 Acumulados

Cuando vivir se vuelve una obligación


La transformación de Javier Bardem en Ramón Sampedro es increíble, compite por el Oscar. © 20th Century Fox Film

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Ramón Sampedro pide a su sobrino un abrazo antes de partir. Antes, ya le había dedicado un poema de los cientos que escribió. Este, en referencia al hijo que nunca tuvo. La camioneta parte, llevándoselo para no volver. 28 años atado a una silla de ruedas sin poder mover más que la cabeza, por fin lo conducirá a su destino. El mismo que ha pedido insistentemente y que la justicia española le impide y niega en la eutanasia. Morir. La vida así, en la tetraplejía, no es digna.
Hacía ya tiempo que una secuencia como ésta no provocaba en una sala, durante una función, que la gente a mi alrededor no contuviera las lágrimas y se desatara en llanto. Se trata de Mar adentro, cinta del director Alejandro Amenábar, quien sacude muchas fibras nerviosas y mientras cuenta la historia basada en hechos verídicos sobre la vida de Sampedro, estupendamente interpretado y caracterizado por Javier Bardem, provoca una dicotomía entre las ganas de vivir y el deseo ferviente de morir.
“Para viajar sin dinero, vete de marinero”, pregonaba y predicaba Ramón durante su juventud, truncada en el mismo mar, cuando un accidente le quebró el cuello, provocando la pérdida de control sobre su cuerpo, más no de la mente, desde los 21 años de edad. Y a partir de ahí, su claro manifiesto sobre morir, del que están concientes su padre, hermano y cuñada, quienes le ayudarán, junto con Gené (Clara Segura), activista de la asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD), Julia (Belém Rueda), una abogada que comparte la degeneración de su físico y Rosa (Lola Dueñas), una locutora local que resulta en enamorada, a realizar su cometido, sin incriminar a nadie.
A sabiendas del rumbo que toma el personaje en la cinta, probablemente Mar adentro resulte la obra más intimista de Amenábar, quien desde Tesis (1996) y hasta Los Otros (2001), no deja de sorprender, siempre convencido de las historias que se deben contar, con los mejores actores para encarnar a sus personajes.
En el caso, Sampedro vive atado a su cama, rodeado por dos ventanas, auxiliado con una paleta que introduce a su boca para plasmar sus ideas en un rotafolio adaptado (del cual habría de salir un libro titulado Cartas desde el infierno, en 1996). Siempre lúcido, convencido de que morir es la mejor opción, paradójicamente es un tipo carismático, sonriente, que se mofa de sí mismo y de sus condiciones, que a pesar de las limitantes físicas es capaz de galantear con éxito.


El verdadero Ramón Sampedro. © X.M. Albán
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Y en su imaginería, llevada al lenguaje cinematográfico, Amenábar exhibe en una de las mejores secuencias de la cinta, a un tetrapléjico que cuando se lo propone, abandona la cama, la empuja levemente para abrirse paso, corre por un pasillo y sale expulsado por la ventana, volando por las veredas hasta el mar. El mar que le dio la vida y que se la ha arrebatado. El aroma de la brisa que desde su prisión física puede oler. Un mar que eventualmente se convertiría en punto de encuentro para su amor eterno.
Alterada con fines dramáticos, la historia de Sampedro es expuesta hasta parecer una contradicción: la pérdida del sentido de vivir contra la alegría que transmite y que contagia a quienes le rodean. Para exacerbar la tragedia, hay un personaje secundario que se degenera aún más en la trama y algunas adaptaciones de varios cercanos al verdadero Ramón, concentrados en uno solo. Con los artilugios que sean, Mar adentro es una cinta para pensarse, releerse y también disfrutarse, pues a pesar del drama, hay un sentido del humor sobre la desgracia manejado efectivamente. Tanto así, que seguramente podrá conducir a la búsqueda propia sobre el sentido de la vida.

Ganadora del gran premio del jurado en el Festival de Venecia, de múltiples Goya en España así como del Globo de Oro a la mejor película extranjera, podría alzarse a finales de mes con el Oscar en esta misma categoría, posicionando una vez más la calidad del cine español con uno de sus más jóvenes y pródigos exponentes, después del mismo Almodóvar.

Veredicto: gran cinta, estupendas actuaciones, sumamente inspiradora. Para recobrar la fuerza interna y agradecer la capacidad de albedrío que tenemos, cuando generalmente nos la pasamos berreando y pidiendo mejores condiciones de vida. Siempre lo he dicho: a través del cine se conocen los problemas de los otros a través de las visiones de los directores, y hasta de ellos se aprenden. La quiero volver a ver.
Estreno en cartelera: 18 de febrero

jueves, febrero 10, 2005

Knock out a la vista


He de confesar, que el arte de Puños Rosas me gusta mucho... y el soundtrack, aún más. ©Videocine
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Primer acto. Jimmy Morales (Rodrigo Oviedo), un próspero boxeador amateur que se emplea como embalsamador en el negocio de su padre, es arrestado tras atestiguar un crimen callejero en Matamoros y usado como chivo expiatorio por judiciales extorsionadores (ninguno de ellos interpretado por Jesús Ochoa).
Segundo acto. Germán Corona (José Yenque), líder de una banda familiar dedicada a la empresa de autos chocolates, es arrestado y entambado en el Cereso local, en un pleno acto de sospechosismo sobre sus actividades delictivas.
Tecer acto. La Lola (Roberto Espejo, excepcional), un monigote que ofrece show travesti y prefiere vivir dentro del penal que fuera del mismo, se convierte en la madrina del Jimmy y le presenta a Germán, para quien se convierte en el objeto de su interés y afecto. Ambos, inician una sutil (ojo al adjetivo) relación a conveniencia de sus personales intereses, dentro y fuera del ring. ¿Cómo se llamó la obra?
Puños Rosas, el segundo largometraje del sinaloense Beto Gómez, es la segunda gran producción mexicana de estreno en 2005, producto del primer trabajo colaborativo entre el Fidecine y la distribuidora Videocine, cuyo costo fue de 14 millones de pesos.
No es la historia de amateur en su camino a la gloria deportiva con los guantes. Tampoco es un documental sobre las mafias fronterizas, ni mucho menos una denuncia artística contra la violencia a las mujeres en Ciudad Juárez. “Es una historia de amor”, afirmó su director a los medios que nos dimos cita en su conferencia de prensa. “¿Entre quién?” –amarraba una colega. “Entre todos sus personajes”, añadió.


De izquierda a derecha, Beto Gómez, director, Rodrigo Oviedo (Jimmy Morales), Adal Ramones (Alvaro, el abogado), Isela Vega (súper actriz columna vertebral en al familia) y José Yenque, el malo de la banda. ©Cinexcusas
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Jesús Ochoa (en apenas una secuencia), Cecilia Suárez y la fuerte presencia de Isela Vega, levantan el trabajo actoral y dan mayor peso a la cinta. La presencia de Adal Ramones en un pequeño pero sustancioso rol como el abogado familiar, celoso protector del líder, fue suficiente para que la gente preguntara en la filmación si se trataba de su propia película. Vaya, hasta aparece por ahí Jaime Camil, por si se buscaba un "atractivo" adicional.
Por lo demás, un par de actores hispanoamericanos (Yenque y “Randy”, su antagónico, interpretado por Freddy Garza) en los estelares y por tratarse de la frontera, no podían faltar los corridos (uno de ellos por el dueto Bertín y Lalo), “Mi Matamoros querido”, nostálgica canción de Rigo Tovar, así como la música de Cepillín en las fiestas infantiles. ¿Quién de la generación de Beto Gómez no lo empleaba del mismo modo?
A Puños Rosas le hace falta punch con tanta variedad. Es de las películas donde hacen falta mejor amarre en los cabos para convencer al público sobre la importancia de tal o cual historia. Con el peso de una clasificación restrictiva como la B15 (“recomendada” para mayores de 15 años), puede convertirse en un “escándalo” mientras haya quienes la tachen de una cinta sobre gays. Lo cierto es que su director no incluyó ni besos ni desnudos de cualquier tipo. Es más, las relaciones son tan sutiles, que solo quienes ya traen sus perversiones en la mente se encargarán de desnudarlas.

Casualmente este mes también se estrenará Million Dollar Baby, mencionadísima cinta de Clint Eastwood sobre una mujer en su sueño de convertirse en boxeadora. Ya el año pasado hablamos también de El Marlboro y el Cucú, ópera prima del mexicano Javier Patrón “Fox”, donde uno de sus personajes también es un boxeador y saldrá de la cárcel a encarar y componer su vida. Su estreno lo esperamos en mayo. “No es una película de nicho”, responde Eckehardt Von Damm, productor ejecutivo de Puños Rosas, en referencia a las temáticas aparentemente similares, con diferencias en cronologías y personajes. Por tanto, el box no será el hilo conductor en las historias del cine mexicano en este año y ojalá no ocurra que en mayo digamos “creo que esta película ya la vi…”


¡Sorpresa! Puños Rosas no es precisamente el andar de un embalsamador-boxeador amateur en Matamoros. Es, asegura su director, una historia de "amor". P´al caso en este mes. ©Videocine
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En resumen, a Puños Rosas le falta el uppercut que sorprenda al espectador, o que por lo menos lo sacuda en sus dos horas de dura
ción. Es otro ejemplo de las grandes ambiciones de nuestros creadores, cuyo resultado termina pretencioso con tantos temas-situaciones-personajes involucrados (¿ejemplos? Matando Cabos, Sin ton Ni Sonia o Cero y van cuatro, vista en su conjunto). Como sea, es de reconocer el trabajo del director, quien para su siguiente trabajo tiene anunciado un documental titulado Hasta el último trago, corazón…! Donde colaboraron cantautoras como Lila Downs, Julieta Venegas, Chavela Vargas, Astrid Hadad y Eugenia León. Mucha suerte y mejor KO para la próxima.

Veredicto: Por si fuera poco, echarán a pelear Puños Rosas versus Will Smith en Hitch; contra Robert de Niro en Hide and Seek y hasta la oscareable Finding Neverland, que para muchos, ya se nos cuecen las habas de ver. Veremos el próximo lunes qué tal la arrinconaron contra las cuerdas y qué tan tupido le cayeron los cubetazos a Beto Gómez en el box ofis...

martes, febrero 08, 2005

Box ofis @ 4-6 febrero 05



Sin novedades. La Maldición maldita sigue marcándole el paso a Scorsese y de paso, arrastrando a Mandoki. Tal cual el box office del fin de semana pasado permanece igual. El 1-2-3 se mantiene, y si acaso Espanglish (Brooks, 04), fallida en título, valiente reinvindicación del migrante mexicano en Estados Unidos, se suma a la lista, apenas en cuarto lugar, lo que habla de un errante ingreso.
Errante también fue mi anuncio sobre el estreno de Hide and Seek para la semana pasada. El estreno en cartelera está programado para este viernes 11 de febrero. Ojalá la cinta de John Polson pueda darle mejor pelea al remake de Shimizu, ya que al menos en Estados Unidos, abrió en primer lugar en su fin de semana de estreno.
Hablando de peleas, este viernes también se estrenará Puños Rosas, luego de esperar su momento comercial y que seguro se las verá negras en las preferencias de cine nacional contra el americano. Ya veremos con qué suerte corre. Esperen más tarde la reseña exclusiva, que ya preparo a la par que mi cierre mensual de Libertas.


Lugar Título [Ingreso1] (Asistentes2) Copias /Semanas
1. The Grudge 33 millones 935 mil 262/2
2. The Aviator 29 millones 774 mil 305/2
3. Voces Inocentes 23 millones 654 mil 301/2
4. Espanglish 7 millones 192 mil 293/1
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1,2, Acumulados

viernes, febrero 04, 2005

Para jugar con sus mentecitas


Si creyéramos más en los niños, éste sería un planeta más feliz... ©20th Century Fox

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Desde The Blair Witch Project (Myrick & Sanchez, 99), prodigioso experimento generado con muy poco presupuesto por estudiantes de la New York Film Academy (y que a más de uno hizo creer en la existencia de tal leyenda en un bosque de Maryland), agradecí que en las películas de horror se jugara e interactuara con el espectador, a tal grado que éste fuera capaz de construir su propio elemento de miedo, en apenas dos horas de proyección.
Amanece un nuevo año en Nueva York. Emily (Dakota Fanning, cada vez mejor) juega con sus papás mientras éstos se reponen del festejo producto de la noche anterior. A la mañana siguiente, la niña encuentra muerta a su madre en la tina del baño, desangrada por varios cortes en las muñecas.
Tras pedir ayuda a Katherine (Famke Janssen) , una psicóloga de niños, su padre, el eminente doctor David Callaway (Robert de Niro) decide salir de Manhattan y establecerse al norte de Nueva York, cerca de un bosque. Emily parece aislarse de la realidad, es incapaz de socializar con los nuevos vecinos pero en su haber tiene a un nuevo amigo: Charlie. El amigo que nadie ha visto y quien tenderá a convertirse en su amenaza. Paulatinamente éste "recreará" la escena fatídica del suicidio en la nueva casa, en una pesadilla recurrente para Callaway, cada que el reloj marque las 02:06 horas...


La pesadilla cobra vida, una y otra vez... ¿es obra del amigo imaginario? ©20th Century Fox

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Escribe Ernesto Diezmartínez en sus "Diez cosas que hay que saber sobre el cine de horror" que este género se encuentra ligado con la realidad. "Si el horror es real, la fuente es una desviación", y ejemplifica con el Norman Bates de Hitckcock en Psycho (1960). En el caso de Mente siniestra (Hide and seek. Polson, 05), cinta de estreno este fin de semana y que llamó la atención (entre otros detalles promocionales) por su tagline "come out, come out, whatever you are", el espectador disfrutará del horror de una exquisita manera.
De antemano sabe que el boleto pagado incluye brincos en su asiento, gritos de su pareja o de alguien más en la sala, y risitas nerviosas que disimulan o apaciguan la catarsis colectiva en la que se encuentra. Y de ello quiero destacar que, a diferencia de muchas otras cintas del género (quienes la semana pasada corrieron a ver el remake de The Grudge y después del primer muñecazo perdieron miedo al elemento de horror), el director John Polson explota a sus actores, los lleva al límite (el maquillaje de Dakota después del suicidio de su madre la convierte en otra persona), juega con sus mentes y con las del espectador. Todo ello para que, de manera muy sutil, deje escapar nuestros propios miedos y así configurar a Charlie, su elemento de horror real que llega a tiempo a la cita.
Sí, también hay repentinas "apariciones", encuadres con la perspectiva de Charlie y demás recursos comunes en el género (sonidos ambientales, movimientos abruptos de cámara, etc.). Pero es de mérito que la segunda gran producción de Fox para este director australiano (a quien le conocimos por el thriller Swimfan, donde una fémina se deschaveta por un atlético nadador) y tratándose del primer guión de Ari Schlossberg, consiga lograr tan buen resultado, sin necesidad de exhibir, para aterrar.
Si acaso, en contra tiene algunos detalles, como aventar (literal) por la ventana a una vecina como Elisabeth Shue (des-per-di-cia-dí-si-ma) o improbabilidades (el agente de bienes raíces depositando llaves por debajo de la puerta en la madrugada). Todo ello se perdona con la gran vuelta de tuerca y las estupendas actuaciones de Dakota, una joven promesa de apenas 10 años de edad y de Niro, quien demuestra su capacidad histriónica que va más allá de hacer reir mientras humilla a sus Fockers consuegros.

Veredicto: quien la semana pasada se quedó con ganas de ver La Maldición, aquí hay una propuesta con más ingenio. Aquella puede verse en la tele de paga y hasta mejor, en su versión original (Ju-On The Grudge. Shimizu, 03). Disfrutable en tanto se tenga disposición a los sustos (los más, sicológicos) y se eviten compañías que arrebaten pellizcos o griten a mitad de función.

miércoles, febrero 02, 2005

"El divorcio es siempre una opción"


No es que no sea casadero. Pero al menos yo, no me imagino así, muy pronto que digamos... ©Arsenal Filmverleih
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Hablando de bodas, casualmente hace un par de semanas no dejé escapar la oportunidad de ver una cinta sueca, totalmente alternativa a la cartelera comercial. Estoy hablando de De confesiones y cosas peores (Miffo. Lind, 2003).
Breve sinopsis: Tobías, un joven sacerdote recién salido de la academia, sale a buscar suerte como predicador en una abandonada iglesia, cuya comunidad en los suburbios de Estocolmo, vive la peor de las apatías en torno a la religión. Ahí, se enamorará de Carola, una chica con capacidades diferentes, quien pondrá en duda sus propias convicciones.
Creo que una de las mejores secuencias de esta cinta ocurre cuando en un desdén, Tobías regresa con Sonja, su ex, y decide casarse con ella. La chica en cuestión es perfecta en el exterior, pero tiene fruti lupis en la cabeza. En plena boda, Tobías se aparta de la muchedumbre y confiesa ante su amigo (y animador del acontecimiento) que ha cometido un grave error, pues su verdadero amor es otra chica.
"El divorcio siempre es una opción", fue el mejor consejo que pudo haber recibido. La declaración es escuchada por todos en el salón de fiestas, ya que el amigo dejó encendido el micrófono y lo traía colgado en la chaqueta. Imaginen cómo terminó la "fiesta".


... y para acabar como el personaje de Miffo, ¡menos!
©Arsenal Filmverleih
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A nadie le resulta nuevo hablar de esto. En 2001, el INEGI reportó un total de 665 mil 434 matrimonios a nivel nacional, contra 57 mil 249 divorcios (los más, con duración de matrimonio igual o mayor a 10 años). Esto es, el 8.6 por ciento. Tan sólo en el DF se casaron 47 mil 918 pero se divorciaron 7 mil 720.

La mayoría de mis amigos han sufrido las separaciones de sus padres, hay quienes la están viviendo (en algunos casos el fallo viene antecedido por hasta tres décadas de convivencia, juntos) e incluso, ellos mismos han atravesado por el trago.

Más allá de esta consecuencia, a lo que voy es que el discurso de la iglesia en la santa celebración del matrimonio, ha perdido vigencia. Todo ese ritual no es otra cosa sino mostrar y legitimar ante los ojos de la sociedad, que la pareja es válida y nadie tiene impedimentos de que como tal así se constituya, al menos yo, ya no me la creo.
Sucede en Suecia, uno de los países con mejores condiciones de vida (si no el que más), lo vivimos aquí. A un par de semanas de haber visto Miffo y un par de días de haber presenciado un matrimonio, me aterra pensar que probablemente un día termine tomando de esta agua que al menos hoy, no prometo beber.