Hacen sonar las "Voces Inocentes" de Mandoki

Pequeño en persona, grande en la pantalla. El mini actor Carlos Padilla protagoniza Voces Inocentes. © 20th Century Fox Film
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En noviembre, Cinexcusas tuvo en exclusiva la premiere de Voces Inocentes, cinta del mexicano radicado en Hollywood, Luis Mandoki. Quienes apenas escuchamos hablar de la trama, basada en la historia verídica que viviera Oscar Torres durante su infancia en la guerrilla insurgente de los ochenta, cuando los menores de edad eran reclutados y entrenados por soldados gringos.
A un par de días de estrenarse esta cinta en nuestro país, con el lastre de una clasificación B-15 que si bien no es restrictiva ("recomendada" para mayores de 15 años) rebasa la edad y discrimina a un público potencial de menores de edad, paradójico tratándose de una película cuyo tema sí, es la guerra, pero desde el punto de vista de los niños.
Cabe decir que Voces Inocentes estuvo en posibilidades de ser nominada a los premios Oscar y aunque no lo logró, ya posee el Stanley Kramer Award que otorga The Producers Guild of America (PGA). Además, durante su estreno en El Salvador, obtuvo el primer lugar en el box office, por encima de producciones estadunidenses como Ocean´s twelve y The Incredibles.
Mandoki lo dijo durante sus encuentros con la prensa días antes del estreno: no se trata de una cinta hecha y pensada para obtener galardones, sino para despertar conciencia sobre la realidad que enfrentan los niños del mundo cuya infancia es cercenada para los fines devastadores de la guerra. En donde quiera que ésta se manifieste.
Así, con una agresiva campaña publicitaria y con 350 copias a nivel nacional, Voces Inocentes por fin tendrá su prueba de fuego este viernes, cuando sea estrenada en cartelera comercial. Reproduzco a continuación, la reseña que preparé para la edición diciembre 2004 de Libertas. No dejen de apoyar el cine mexicano, bien hecho.


De izquierda a derecha: Jesús Ochoa (esta vez la hace de camionero, no de perjudicial); Daniel Giménez Cacho (como el sacerdote del pueblo); el director Luis Mandoki, Carlos Padilla y Leonor Varela, durante las actividades de prensa de la cinta. © Cinexcusas
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“Nos van a matar” dice el narrador, iniciada la película. La cámara abre la toma y entre el fango y la lluvia, aparecen a cuadro niños custodiados por soldados, a punto, efectivamente, de ejecutarlos. En la ficción se trata de Cuscatazingo, El Salvador. En la realidad, la locación se ubica en el estado de Veracruz. En la trama, se recrea la guerrilla insurgente en la década de los ochenta, a través del Ejército de Liberación Nacional Farabundo Martí. En la realidad, más de 75 mil muertos y 8 mil desapariciones costó la guerra de 12 años.
Usar a más de 300 mil niños en todo el mundo como carne de cañón, sigue siendo el pan de cada día.
Confieso no ser fan de las películas del mexicano emigrado a Estados Unidos, Luis Mandoki. Pero haber leído que Voces Inocentes, su última cinta que además marca el regreso del director a su país (luego de 15 años fuera), tiene posibilidades de competir por un Oscar en la categoría de mejor película extranjera, empleando una especie de documental donde se habla de un capítulo injusto de la historia, donde además intervienen niños, es a la vez interesante y desolador.
Voces Inocentes cuenta la historia de Chava (Carlos Padilla, pequeño actor que roba cámara), un niño de 11 años de edad cuyo padre emigra a Estados Unidos y debe ocupar la posición de respeto en su casa. Cuando se es niño y no se entiende de política ni para qué sirven los toques de queda sólo resta jugar hasta que se detone el primer balazo. En el caso, resta un año de libertad, antes de ser reclutado por el ejército para ser entrenado por soldados estadunidenses, y combatir a los rebeldes.
Entre risas, dos hermanos (una pedorra y otro menor que a todos los hombres les llama “papá”), un amorío a temprana edad y la constante tensión tras la amenaza de cercenar la infancia, transcurre esta historia, bajo el guión de un sobreviviente de la infame guerra: Oscar Torres, quien emplea a Chava como personaje central y narrador de la misma.
No hacen falta más descripciones. El ambiente y la atmósfera de miseria que recrea Mandoki en las casas de cartón es sorprendente (que fuera el título original de este proyecto), más un excelente casting donde los niños se comportan tan naturales, ganando a trama y el ánimo del espectador, combinado con la producción de Lawrence Bender (quien tiene en su haber a todas las cintas de Quentin Tarantino) y finalmente empleando capital mexicano a través de Altavista Films y socias latinas coproductoras (como Muvi films y Organización Santo Domingo), son los perfectos ingredientes de una cinta sólida, de historia redonda (el inicio es justo la secuencia final), que merece palmas por convertirse en un documento que denuncia, sin perder vigencia, uno de los peores atentados contra la infancia mundial: su empleo para la guerra y cualquier manifestación de violencia.

Suerte Mandoki, gracias por tan arriesgado proyecto y por seguir creyendo en el cine de manufactura nacional.


Chava y Cristina María, los niños también tienen derecho a enamorarse a pesar de la guerra... © Cinexcusas