Mano a mano % Scream y X-Files


Como que ya me dio flojera llegar al fondo de la coladera... síguele tú, ¿no?
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Un crucifijo recién colgado genera ríos de sangre en el cuarto prohibido de un lúgubre monasterio. El aparente estigma pone a trabajar al detective Pierre Niemans (Jean Reno), quien empleando un haz de luz y gafas de cazafantasma, descubre que se trata de un homicidio, no de una señal de Dios.
Con esta misión inicia la secuela de Los ríos de color púrpura: Los ángeles del Apocalipsis (Les anges de l´apocalypse: Les rivieres poupres 2), del director Oliver Lahan. Para llegar a ella no hace mucha falta remitirse a la cinta original (hace cuatro años), de Matthew Kassovitz: del mismo modo atrapa la atención y libera pistas tanto a los detectives como al espectador para resolver una nueva serie de homicidios aparentemente aislados.
Sin embargo, al director que releva seguramente debió haberle gustado la persecución con el villano vista en la cinta que le precede, tan así que decidió usar muchos elementos en común: la acción ahora se centra en el verdaderamente tétrico monasterio, que posee vínculos con un ministro de cultura alemán (en la primera parte, se trata de una universidad… y se hablan de neonazis), las víctimas mortales son crucificadas y pierden órganos similares (como los ojos) y hay una especie de monjes con voto de silencio que corren como demonios, como si se tratasen de hermanos gemelos del asesino de Scream (Craven, 96). Asimismo, las técnicas de cámara en mano persiguiendo a los protagonistas y las tomas aéreas, siguen empleándose como para adentrar aún más al espectador.
Esta vez acompañan al repudiado-multicitado-conocido Niemans, el joven Reda Kerkerian (Benoit Magimel) y la doctora Marie (Camille Natta), especialista en el estudio de símbolos, quien ayudará a desenmascarar a los ángeles del Apocalipsis.

A nuestro país llega esta cinta tras casi un año de haberse estrenado. Como la original, después de ver películas hasta el hartazgo sobre crímenes improbables, asesinos juguetones, seriales y demás, no sorprende mucho encontrar en Los ángeles del Apocalipsis pocas novedades. Es más, los personajes parecen hasta moverse cansados y una vez que se conoce el misterio y cómo es que los móndrigos monjes brincan y corren como despavoridos, se viene abajo el resto del atractivo. Con todo y el guión de Luc Besson, sólo para seguidores del actor marroquí Jean Reno.