Cinexcusas - Reseñas, premieres y lo que se acumule!

viernes, febrero 04, 2005

Para jugar con sus mentecitas


Si creyéramos más en los niños, éste sería un planeta más feliz... ©20th Century Fox

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Desde The Blair Witch Project (Myrick & Sanchez, 99), prodigioso experimento generado con muy poco presupuesto por estudiantes de la New York Film Academy (y que a más de uno hizo creer en la existencia de tal leyenda en un bosque de Maryland), agradecí que en las películas de horror se jugara e interactuara con el espectador, a tal grado que éste fuera capaz de construir su propio elemento de miedo, en apenas dos horas de proyección.
Amanece un nuevo año en Nueva York. Emily (Dakota Fanning, cada vez mejor) juega con sus papás mientras éstos se reponen del festejo producto de la noche anterior. A la mañana siguiente, la niña encuentra muerta a su madre en la tina del baño, desangrada por varios cortes en las muñecas.
Tras pedir ayuda a Katherine (Famke Janssen) , una psicóloga de niños, su padre, el eminente doctor David Callaway (Robert de Niro) decide salir de Manhattan y establecerse al norte de Nueva York, cerca de un bosque. Emily parece aislarse de la realidad, es incapaz de socializar con los nuevos vecinos pero en su haber tiene a un nuevo amigo: Charlie. El amigo que nadie ha visto y quien tenderá a convertirse en su amenaza. Paulatinamente éste "recreará" la escena fatídica del suicidio en la nueva casa, en una pesadilla recurrente para Callaway, cada que el reloj marque las 02:06 horas...


La pesadilla cobra vida, una y otra vez... ¿es obra del amigo imaginario? ©20th Century Fox

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Escribe Ernesto Diezmartínez en sus "Diez cosas que hay que saber sobre el cine de horror" que este género se encuentra ligado con la realidad. "Si el horror es real, la fuente es una desviación", y ejemplifica con el Norman Bates de Hitckcock en Psycho (1960). En el caso de Mente siniestra (Hide and seek. Polson, 05), cinta de estreno este fin de semana y que llamó la atención (entre otros detalles promocionales) por su tagline "come out, come out, whatever you are", el espectador disfrutará del horror de una exquisita manera.
De antemano sabe que el boleto pagado incluye brincos en su asiento, gritos de su pareja o de alguien más en la sala, y risitas nerviosas que disimulan o apaciguan la catarsis colectiva en la que se encuentra. Y de ello quiero destacar que, a diferencia de muchas otras cintas del género (quienes la semana pasada corrieron a ver el remake de The Grudge y después del primer muñecazo perdieron miedo al elemento de horror), el director John Polson explota a sus actores, los lleva al límite (el maquillaje de Dakota después del suicidio de su madre la convierte en otra persona), juega con sus mentes y con las del espectador. Todo ello para que, de manera muy sutil, deje escapar nuestros propios miedos y así configurar a Charlie, su elemento de horror real que llega a tiempo a la cita.
Sí, también hay repentinas "apariciones", encuadres con la perspectiva de Charlie y demás recursos comunes en el género (sonidos ambientales, movimientos abruptos de cámara, etc.). Pero es de mérito que la segunda gran producción de Fox para este director australiano (a quien le conocimos por el thriller Swimfan, donde una fémina se deschaveta por un atlético nadador) y tratándose del primer guión de Ari Schlossberg, consiga lograr tan buen resultado, sin necesidad de exhibir, para aterrar.
Si acaso, en contra tiene algunos detalles, como aventar (literal) por la ventana a una vecina como Elisabeth Shue (des-per-di-cia-dí-si-ma) o improbabilidades (el agente de bienes raíces depositando llaves por debajo de la puerta en la madrugada). Todo ello se perdona con la gran vuelta de tuerca y las estupendas actuaciones de Dakota, una joven promesa de apenas 10 años de edad y de Niro, quien demuestra su capacidad histriónica que va más allá de hacer reir mientras humilla a sus Fockers consuegros.

Veredicto: quien la semana pasada se quedó con ganas de ver La Maldición, aquí hay una propuesta con más ingenio. Aquella puede verse en la tele de paga y hasta mejor, en su versión original (Ju-On The Grudge. Shimizu, 03). Disfrutable en tanto se tenga disposición a los sustos (los más, sicológicos) y se eviten compañías que arrebaten pellizcos o griten a mitad de función.