Cinexcusas - Reseñas, premieres y lo que se acumule!

lunes, diciembre 26, 2005

Meet the Family Stone

A esto sí se le puede llamar embarrassment. © Michael London Productions
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Diciembre se presta para una gran variedad de películas de temporada, aquellas donde se explota a la Navidad de manera mágina, cursilona, trágica o cómica. Vaya, hace apenas 365 días andaba estrenando este espacio a la vez que reseñaba The Polar Express (Zemeckis, 04), con la magia propia de la víspera navideña.
En este caso, no esperaba mucho de La joya de la familia (cuyo título en inglés, después de haber conocido a gente como los Fockers, dice muchísimo más: The Family Stone), segundo largometraje de Thomas Bezucha. Terminé riendo a carcajada limpia y lo reconozco, también logró conmoverme en sus calculadas secuencias lacrimógenas.

En la víspera de Navidad, como es lugar común en todos lados y más en los guiones de temporada, la familia Stone del título reúne a sus hijos pródigos: la madre casera, el incomprendido artista que se dedica a fumar hierba, el sordomudo gay con su inseparable pareja (de color, chale), la rebelde en plena flor de su juventud y, en el centro de los reflectores, el candidato a alcalde. Acompañado de su mojigata-egocéntrica (sensacional) candidata a señora Stone, Meredith (Sarah Jessica “desperate” Parker). Como jauría, los Stone, comandados por Sybil, la mamá de los pollitos (Diane Keaton) se le van a la yugular a la chocosa nueva aspirante, de quien le saben sus mañas y pronto se da a conocer por meter la pata con sus desafortunados comentarios y críticas sobre la mesa.
Recurriendo a su odioso carraspeo para afinar la voz y a su hermana menor (Claire Danes), los propósitos y regalos de Navidad no serán lo que el espectador predice en el inicio.

Si bien el director conduce la cinta por la comedia y el drama romántico, no cabe duda que también expone y recuerda la importancia de celebrar la Navidad en familia. Para muchos éste es el momento de gastar y despilfarrar. Para otros, el de la reflexión y la soledad. Pero la base y probablemente el valor del cual se agarra la propia industria en este momento del año es, ante todo el atesoramiento de la vida y de la familia. Y ojalá así se lea el mensaje, mientras los Stone se encargan de divertirnos en pantalla.
Por cierto, este es el momento idóneo para desear feliz Navidad y un mejor 2006 para todos los y las lectores (as) de Cinexcusas.

domingo, diciembre 11, 2005

El umbral entre mundos paralelos

Me llamo Henry y no sólo veo gente muerta: me voy a suicidar en cuatro días. © Epsilon Motion Pictures
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En pleno puente de Brooklyn ocurre un fatal accidente automovilístico. La cámara transita del rin al asfalto donde yace Henry Letham (Ryan Gosling), atónito testigo de la tragedia. Al consultorio del desaliñado -y zancón de sus pantalones- psiquiatra Sam Foster (Ewan McGregor) llega este insolente estudiante de artes, quien a punto de cumplir 21 años de edad le declara que, tal como lo hiciera Tristan Rêveur, su artista favorito, se suicidará apenas llegue su aniversario, que es el próximo fin de semana. Si antes Foster logró salvar a su novia Lila (Naomi Watts) de atentar nuevamente contra su vida (ya antes se había tasajeado las venas), ahora tiene sólo cuatro días para rescatar a Henry.
La premisa de El Umbral (Stay), cinta del alemán Marc Foster, se antoja para un thriller enmedio de Manhattan. Pero cuando el espectador descubra personajes urbanos vestidos de la misma manera caminando en parejas por las calles, escenas y diálogos que se repiten una y otra vez, escaleras que suben y bajan al grado de no terminar ni llevar a algún lado y encuentre que, todo lo que pronostica Henry se cumple como profecía, la duda entra entonces. ¿Qué carambas es real y qué no?
Foster, quien con Finding Neverland (04) nos transportó a la imaginería de J. M. Barrie, esta vez se encarga de confundir y jugar con esa delgada línea que divide a la realidad de lo etéreo. De los mundos y universos paralelos. De los vivos y de los muertos. Imposible no caer ni dejarse atrapar por esta vertiginosa historia cíclica, donde nada es lo que parece y la solución es apenas el inicio de todo.
Notable juego entre realidades, admirable edición de secuencias repetitivas y mejor estética oscura, sombría, donde los roles no podían caer en mejores jóvenes actores contemporáneos.