Cinexcusas - Reseñas, premieres y lo que se acumule!

jueves, noviembre 16, 2006

La Reforma de mi vida

Desde hace casi dos años que quedé oficialmente desempleado, mi única y siguiente gran meta profesional era enrolarme en el peródico que pregona ser el "Corazón de México". Proveniente de un consorcio de medios regiomontano, el Reforma fue mi más grande aspiración y era como el paso natural en mi "carrera" después de haberle jugado al periodiquito y de reportero más orientado al cine y los espectáculos, cosa que en mi anterior chamba en el Tec les ardió por completo hasta que terminaron sacándome del equipo.
En 2005 una y otra vez pisé sus terrenos en la Santa Cruz Atoyac de este medio, sin éxito alguno. Uno, dos, tres exámenes de ortografía, conocimientos generals y demás, presenté como si estuviera en la feria. Quienes me conocen, supieron que mejor me dediqué a emprender por cuenta propia y desde hace poco más de un año como socio de Casa Naranja al lado de quien fuera un acérrimo colaborador del extintísimo Jaque del Tec. Quién lo iba a decir! Pero para como están las cosas en este país, no hay de otra sino buscar la manera de
salir adelante.
Cuando ya había perdido la esperanza y mi currículum navegaba de mala gana pidiendo chamba a terceros, el horóscopo que publica el suplemento Top Magazzine me marcó la ruta a seguir, hace cosa de cuatro meses. Lo que ya era totalmente improbable, resultó como en el noviazgo perfecto: una vacante para el área de Gente! en el punto-com. Feliz de la vida como me encontraba estampando y vendiendo playeras, de pronto me entró el miedo y el nervio a encerrarme en otra chamba de tiempo completo, con horarios (y vestimenta) formales, que darían el color a mi trayectoria profesional. Eso inició en agosto y se acabó la semana pasada.
La película que ya me sabía: las odiosas y dueñas-de-la-situación-y-del-changarro mujeres de Recursos Humanos como el primer filtro. Baterías de exámenes: los mismos que ya había presentado una y otra vez. Entrevista con otra mujer de las que captan "talentos". Entrevista con el coordinador del área donde trabajaría. Entrevista con la coordinadora de Gente! Entrevista con un máster de Recursos Humanos. Entrevista con el director de todo internet. Lo subrayo: era el romance perfecto. Todo fluía. Serios los cuestionamientos del tipo "Casa Naranja? Qué haces ahí?" "¿Así que eres todo un empresario, ah?", como inspirando mala leche con tal de agarrar mis chivas y llegarle. Pero no fue así. Por espacio de casi tres meses, me salí con la mía y logré, después de mucho chillar, enrolarme en el mejor periódico de este país como Coeditor Asociado Internet Gente! ¡Hágame usted el favor!

Así lucío mi foto por espacio de un mes en el pizarrón de ¡Bienvenidos! (no por mucho, jaja!)
© Cinexcusas Press Photo

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Para hacerla más emocionante y evidenciar la carencia de fuentes de empleo de este país, un día antes de ingresar a la plantilla laboral, la premier: vas a estar a prueba por tres meses y además, en competencia con otra persona para ver quién de los dos cubre mejor el perfil y se queda con la plaza. ¡Todo un reality show! Mi mayor temor era haber perdido callo para la redacción, más tratándose de tiempo real. Este blogcito y la mínima carrera que había hecho en el extinto Libertas, me defendieron. Aún cuando a los dos los boté vilmente durante muuucho tiempo. ¿A qué me mostraba más intolerante? A la frustración.
Así, con las ventas viento en popa en Casa Naranja, me enrolé, a sabiendas que en tres meses podría ganar o perder todo. Y si pensaban que haría el negocio personal a un lado, señores, estaban que se revolcaban de equivocados. Con un horario de la fruta, un día de descanso a la semana (miércoles) y toda una temporada de conciertos y eventos nocturnos, que prolongaban mi estadía en la redacción hasta altas horas de la madrugada, aguanté vara. Ni siquiera para competir con alguien más. La prueba de resistencia fue conmigo mismo. ¡Caray, que orgullo! No sólo me aprendí las herramientas para publicación en internet, sino que recobré el gusto por la redacción y tuve la oportunidad de preparar los contenidos que a mi como lector de ese medio, siempre me habría gustado ver (como el test de la filmografía sobre el 9/11).
Fueron los dos meses y medio más intensos de mi vida, confieso haberme sentido pleno y echando además adelante la venta y diseño de playeras. Claro, del lado personal, como desde hace casi dos años, ya perdí contacto humano y si algo extrañaba y era precisamente lo que pedía a gritos, era trabajar con GEN-TE. Pero oh sorpresa. En un medio tan absorbente, donde la noticia se genera a cada segundo, fue toparme con que cada quien se encontraba inmerso en su chamba, unos pegados con otros, sin puertas ni paredes. Los jefes de la edición impresa, por un lado en una parte superior. Los reporteros, de aquí para allá. Los editores, histéricos gritoneándose con los diseñadores (Canseco, al día de hoy sigo admirando cómo es que superviviste tanto tiempo en el Tec)... Y yo ahí, queriendo hacer contacto humano, tratando de proponer mejoras a la página, al equipo, a los productos especiales. Y en eso se quedó.
Una de las primeras cosas que estoy seguro aborreció quien dijo llamarse mi "jefe" fue que, en vez de competir lo que se dice competir, con la otra persona por esa vacante, resultó que se convirtió en mi mejor aliada y compañera de trabajo durante el tiempo que la cosa duró. Tan ardido estaba el "jefe" que hasta se encargó de meter chismesito caliente sobre mi manera de llevarme con Elia, una pasante de LCC pero de la UIC. Nada que ver. Por el contrario, los dos con cara de what, no sabíamos a quién nos odiaba más. La comunicación de esta persona siempre fue nula y además, parecía que nos despreciaba. Pero no sabíamos si siquiera, era parejo o equitativo en eso. ¿Quién abusando de su cargo y nivel se encarga de meter ruido dentro del equipo?
Santiago: estás a años luz de siquiera aspirar a llamarte coordinador.

Elia jamás fue mi "rival". Por el contrario, se convirtió en mi único contacto humano durante los tres meses del reality. Lágrimas, risas, su cumpleaños... de todo pasamos. Gracias amiga!
© Cinexcusas Press Photo
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La fregadera se convirtió, entonces sí, en verdadera competencia. Pero con el inepto del coordinador. Me entero que el equipo viene parchado, pues de pronto todos los de esa sección, se salieron o los fueron. Para tapar el agujero, jalaron a este señor de otro suplemento y conformaron el equipo reclutando gente. Su brazo derecho: un niño modosito que jugaba a ser medio ingenuo y a la vez medio propositivo y sumiso con tal de estar apadrinado y ganarse el lugar. El brazo izquierdo, la mente creadora, súper explotada y súper negreado. Héctor, un gran cuate que después de mucho luchar, finalmente ya le dieron un mejor lugar. Es el claro ejemplo de cómo las empresas abusan de las personas cuando las catalogan como "practicantes".
Sin comunicación al interior, sin capacitación integral, sin juntas de equipo semanales para evitar canibalizar las propuestas; con un gran celo de que la gente nos conociera. Sin liderazgo. Sin un carajo mentor a quién seguir pero por sus buenas acciones, no por sus órdenes. A eso me enfrenté. Y en un trabajo por el que chillé a gritos conseguirlo, terminé frustrándome con los estúpidos filtros de un jefe a quien considera como máximo a Pedro Almodóvar pero es incapaz de darle un buen nivel de destacados a las notas del mexicano Guillermo del Toro. Un remedo de coordinador cuyo miedo de dejarme publicar las nalgas de Tara Reid (más bien, miedo a perder su chamba) a las once de la noche, se evidenció cuando el print arriesgó a meter la misma foto en la edición del día siguiente, con la consecuente per-ma-nen-cia del mismo hecho. Un fulano que no aceptó la crítica, que las fotos con encuadres diferentes las considera "bizarras" y que censuró una numeralia de los escándalos de Paulina Rubio cuando ¡sorpresa! los del impreso se agarraron las bolas y lo publicaron un día después.
Fin de la historia. El tercer capítulo era claro: en el equipo no iba a haber un editor pasivo metiendo las fotitas dinamiquitas que pregonaba la también estúpida de mi ex jefa en el Tec. Era mejor dar por terminado el reality a tener alguien que, tarde o temprano, le iba a quitar el puesto. Carajo, ni siquiera el puesto per sé. Era la convicción de hacer las cosas un poquito mejor, de jalar más gente con títulos más atractivos, con sondeos de opinión más concienzudos. Con productos especiales que exaltaran los valores del espectáculo mexicano, por encima de los extranjeros. Y pues así acabó la prueba.
Para ensalzar más la fregadera, alguien por favor que me explique cómo es que una empresa gasta lana en procesos de selección, en exámenes, en pruebas médicas, en seguro social, en pagar por dos la nómina cada quincena. Y al final del día, en pagar dos finiquitos, pues ni Elia ni yo, nos quedamos con la plaza. Conclusión? No hubo jamás una vacante. El jefe prefirió ascender (por tercera vez en el año, ¿es ello razonable?) a su mana derecha y consecuentemente, a Héctor. ¿Para qué nos tuvieron entonces ahí? Con todo el estrés y terror sicológico?
Mayor sorpresa: la jefa del jefe, no tenía ni putarraca idea de cómo estaban las cosas. ¡Hello! ¡Apestan! Una prueba más del desconocimiento de la situación interna en los equipos de trabajo. Gran lección la que me llevo! Y si alguien creía, afuera de esa redacción, que las dos áreas (impresa y por internet) estaban muy bien integradas, señores, están viendo la película equivocada. Por gente como con la que me tocó lidiar, los equipos de trabajo jalan cada quien por su lado, se forman grupitos de poder al interior, los chismes corren como la cafeína y lo que es peor: el ambiente de trabajo se vuelve tenso. Trabajar así todos los días, excepto Navidad. Está del tubo. Y aunque ya estaba comprometido y me creía el rollo de "estamos contribuyendo a que la gente mejor informada tome mejores decisiones" les digo: váyanse al carajo.
Lo que necesita este país es gente con conciencia de que su trabajo vale más que un triste sueldo conformista cada 15 días. Más sus vacaciones y su pavo a fin de año. El día que nos la creamos y con esa actitud cada quien trabaje y genere pequeños, luego grandes cambios en su entorno, ese día saldremos de la mentalidad perdedora a la que empresas como CICSA nos tienen acostumbrados.
Señores, mi finiquito se va directo a invertir en el negocio de Casa Naranja. Sólo eso les agradezco. Aunque claro, aprovecharon el puente del 20 de noviembre para que pueda ir hasta el 21 a cobrarlo al banco.

¿Estás pagando "uso de suelo" en Reforma.com? La próxima vez que veas una errata en Gente! puedes escupírsela a Santiago Mobarak (izq.) Efectivamente, se ve que está hasta su madre de trabajo. © Cinexcusas Press Photo
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¿Saben qué es lo que más aprecio haber recobrado al terminar este reality? Mi libertad. De hacer lo que me pega la gana, de decir y publicar lo que pienso y lo que creo. De, como dice mi ex suegro, estar en un país capitalista y poder ejercer el comercio electrónico sin que nadie me diga que no. Ni modo, se me derrumbó el ideal de la gente que yo esperaba encontrar en Reforma, de los mentores que allí pude haber encontrado para aprender de ellos. Hace falta una muy buena escuela donde te enseñen a ser patrón. Mientras tanto, yo seguiré en el autoaprendizaje pero feliz de poder ser mi propio jefe.
Queridos lectores, estoy de vuelta. Y lo que es mejor: he podido ir al cine de nuevo.