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miércoles, abril 06, 2005

XLV Muestra. No negarás la mascota que te sea obsequiada


Y nunca es tarde para hacerse de un amigo canino que jamás te traicionará. © Guakamole Films
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Juan Villegas intenta abrirse paso vendiendo unos cuchillos hechos a mano en un triste y desolador panorama. Ello, tras haber perdido su trabajo en una estación de paso ubicada en la Patagonia. Si las cosas de por sí ya estaban difíciles, para un viejo de su edad, se ponen aún peor.
Inscribirse a una bolsa de trabajo es prácticamente humillarse ante el reclutador. Pero sus conocimientos de mecánica salen a flote cuando transitando por la carretera, la casualidad de encontrarse con un mujer cuyo carro se encuentra varado, le proporciona el inesperado giro que a estas alturas la vida puede proporcionarle a Villegas o a cualquiera de nosotros.
En recompensa y a falta de dinero, la pudiente familia con quien se topó decide regalarle a un perro de fina raza (un dogo), originalmente establecido como semental para un fallido criadero. Villegas, a quien parece darle lo mismo, acepta, sin saber que en "Le Chien" se encuentra una mina de oro a punto de ser descubierta.
El Perro, cuarto largometraje del che Carlos Sorín, recurre a su modelo de contar historias, por medio de no-actores (ninguna de las personas que aparecen en pantalla son profesionales; hasta para el perro ésta es su ópera prima)y en plena tendencia al documental, más que a la ficción. Por tanto, la actitud de sus personajes y las reacciones que presentan, tienden a volverse de lo más normal y común que cualquiera puede experimentar.
El Perro es otra propuesta honesta que podremos ver en esta Muestra. No se espere una cinta escandalosa, derrochadora de recursos. Por el contrario, admírese la naturalidad con que se desenvuelven los no-actores, los paisajes a donde se recurren y la sorpresa de quienes participan en la historia, todos ellos retratados por medio de una fotografía que tiende al close up, encerrando caras y gestos en la pantalla.
Quienes haya recibido un perro como obsequio en gratitud por algo o simplemente como un acto de confianza cuya vida ha sido encomendada al nuevo dueño, seguro se identificarán mejor con la cinta. Y quienes aún no hayan gozado más de la vida al lado de una mascota canica, Carlos Sorín les hará enterarse que nunca es tarde para hacerlo.