Cinexcusas - Reseñas, premieres y lo que se acumule!

miércoles, marzo 23, 2005

Adán y Eva andan sueltos


Si los ves pasearse por la Roma o la Condesa en v
erdadero look trendy ¡sí! ¡son ellos! © 13 lunas
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Y ahí están. Desterrados del paraíso, satisfechos tras haber comido del árbol de la ciencia. Inmortales, tras haber comido de otro fruto prohibido, del árbol de la vida. Y para colmo, viven en la Ciudad de México. Se trata de Adán y Eva (todavía), bajo la visión del cineasta Iván Ávila, su director, productor y guionista.
Ganadora del Mayahuel a la mejor ópera prima y fotografía en la Muestra de Cine Mexicano de Guadalajara el año pasado, y recientemente programada en el FICCO, da tristeza perseguir esta pequeña joya escondida en solo tres salas de la ciudad. Tres. Una en Altavista, otra en Mazaryk y más al centro, en Insurgentes.
Al igual que la compañía productora 13 Lunas, que desde 1992 ha producido 10 cortometrajes, incluyendo el que diera origen a Adán y Eva..., como estipula su creador, en la página de internet, nace de "una necesidad personal básica de filmar, en la que probablemente, sean las condiciones de producción más difíciles en la historia del cine nacional".
Y así, Adán y Eva... no es tan sencilla ni simple como pudiera imaginarse. Insertar estos dos bíblicos personajes requiere una concepción menos comercial de lo que cualquiera pensaría. El Condominio Insurgentes resulta su guarida. Prácticamente no comen (inmortales, ¡qué necesidad!) y lo que es mejor, guardan absoluto silencio. No se quejan como el resto de los terrestiales (los más, quienes vivimos en esta ciudad), parecen no tener ni una sola preocupación y la vida les es sí, una consecuencia de sus actos, pero también lo que a ellos les pega la gana.
¿Eva? (Diana Lein, en un look muy cercano al de Franka Potente en Corre Lola, corre), se prostituye. Espera clientes sentada en un café de chinos. ¿Adán? (Junior Paulino), también se dedica a la vida galante. Qué importa si es homo u heterosexual, hay que entrarle para sacar unos cuantos billetes. Él se dedica a confeccionar la vestimenta que portan (desde bolsas de detergente Roma prendados a la playera, camisas con varias solapas hasta blusitas floripondias muy trendy para su mujer), basada en recortitos de revistas que Eva se la pasa haciendo en el hogar (un verdadero cuchitril) o en cabello teñido con aerosol.
Si la simple idea de ubicar a Eva y Adán en tierra chilanga parce descabellada, esperen a ver cómo se desenvuelven no sólo aquí, sino en todo lugar al que llegan. La suya es una historia de soledad, de desencuentros, basada en encuentros carnales a conveniencia. Sin placer. Sin esquirlas. Sin arrepentimientos.
Y junto a una gran fuerza visual que, insisto, no emplea el diálogo para justificar la existencia de esta pareja en la tierra, Iván Ávila ofrece una visión contemporánea y alternativa al Génesis, para dar cuenta de la soledad en que nos encontramos, aún insertos en esta o cualquier gran urbe del planeta. Y sí, Adán y Eva, como Elvis o Pedro Infante, pueden no estar muertos. Y pueden estar en cualquier lado.

Veredicto: Junto con tres largometrajes más, Adán y Eva (todavía) representó a México en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, celebrado a mediados de este mes y compite por siete premios Ariel, incluyendo mejor guión cinematográfico original, mejor ópera prima, fotografía, maquillaje y vestuario. Es de reconocer la capacidad creativa de su director, pero la poca confianza comercial que en la obra se deposita la convertirá en "cine invisible". No por ello, dejará de convertirse en una preciada joya de futuras referencias en cuanto esté por venir.